sábado, junio 28, 2014

Tal día como hoy hace cien años en la Gran Guerra. 28 de Junio de 1914

El archiduque Francisco Fernando nació el 18 de diciembre de 1863. Al momento del atentado contaba con 52 años. Era hijo del archiduque Carlos Luis, hermano del emperador, y de la archiduquesa María Anunciata, princesa de la Casa de las Dos Sicilias.

Estaba casado con la condesa Sofía de Chotek, dama de la archiduquesa Isabel, e hija de un diplomático que fue embajador en Rusia. El emperador le concedió el ducado de Hohenberg. 

De su unión nacieron una hija y dos hijos, la princesa Sofía von Hohenberg, el duque Maximiliano de Hohenberg  y el príncipe Ernst de Hohemberg.

El archiduque se encontraba en Sarajevo principalmente como jefe superior del Ejército para dirigir unas maniobras en la zona.

28 de junio de 1914.

El archiduque Francisco Fernando, quien debería haber sido coronado como emperador de Austria-Hungría, cumplía este día su deseo de inspeccionar las provincias que el Imperio se había anexionado, con el beneplácito de Alemania, en el año 1909: Bosnia y Herzegovina, de población eslava, aunque fuesen anteriormente territorio turco.

Esta acción bélica de 1909 por parte de los austríacos bien podría haber sido el pistoletazo de salida para la guerra mundial, largamente acariciada por las potencias europeas desde el último tercio del s. XIX con su llamada “Pax Armada”. Rusia quiso oponerse, pero se reculó, como siempre había hecho, junto con Francia, desde los tiempos gloriosos de Bismarck.

Bosnia y Herzegovina eran unas provincias que Serbia anhelaba recuperar. El unir el antiguo Reino y el fuerte nacionalismo serbio resultaron ser las causas de que se le diera una oportunidad a Alemania de declarar la guerra. Por desgracia, al final todos los designios terminaron por favorecer el derramamiento de sangre tras años de carrera armamentística, presión comercial y estrategias globales.

Telegramas de París
Comunican desde Sarajevo (Bosnia – Herzegovina) que el archiduque heredero de Austria, Francisco Fernando, acompañado de la Archiduquesa consorte, paseaba esta mañana por aquella población en un coche.

Un individuo se acercó al vehículo y disparó repetidamente sobre los Archiduques, hiriéndoles tan gravemente, que fallecieron minutos después de ocurrir el hecho.

Momentos antes se había cometido otro atentado contra el Archiduque, por medio de una bomba de dinamita, que al estallar produjo heridas a diversas personas del séquito del Príncipe.”

Restablecido el orden, después de la espantosa confusión que se produjo en este primer atentado, la comitiva del Archiduque continuó al Ayuntamiento, donde se celebró la recepción. Las Autoridades y cuantos concurrieron al acto felicitaron al Príncipe por haber salido ileso.

Terminada la recepción, el Archiduque y su esposa montaron en automóvil para volver a su residencia.

La multitud prorrumpió en aclamaciones.

De repente, y sin que nadie pudiera preverlo ni evitarlo, un estudiante de último año del Liceo, Princip de la Jaratoff se abalanzó hacia el automóvil del Príncipe heredero, disparando varios tiros con una Browning.

El Archiduque resultó con una herida grave en la cara y la Archiduquesa con otra, también grave, en el vientre.

En medio de terrible confusión, fueron conducidos el Archiduque y su esposa al Palacio real, donde fallecieron a poco de llegar.

El estudiante cayó en manos de la Policía.

Este doble atentado ha causado hondísima impresión.

El autor de los disparos que ha dejado sin vida a los Archiduques herederos, ha declarado que su propósito era matar a una alta personalidad cualquiera, inspirándose tan sólo para ello en motivos de carácter nacionalista. Ha asegurado que no tenía ningún cómplice.

Tiene diez y nueve años de edad. Estudió algún tiempo en Belgrado.

Cabrinovic, que fue el que arrojó la bomba, tiene veintiún años y es cajista de oficio.”

Telegrama de Viena:
Al serle comunicada al Emperador la noticia del atentado de Sarajevo, rompió a llorar amargamente, sollozando durante largo rato y exclamando: -¡Horroroso! ¡Horroroso!

Luego dijo con entrecortada voz: -Al irme de este mundo podré decir que no me ha sido escatimada ninguna desgracia.”

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