martes, marzo 12, 2024

Guardia de literatura: reseña a «El jardinero de Ochákov», de Andrei Kurkov

Título original: «Sadovnik iz
Očakova»
Blackie Books SLU, Barcelona
Traducción: Marta Rebón
Primera edición: septiembre de
2019
ISBN: 978-84-17552-34-3
334 páginas

Kurkov me engatusó con su narrativa sencilla, de vez en cuando bombardeada salvajemente por la necesidad de crear una imagen poética entre párrafos

Esta novela me llegó a las manos por una recomendación que me dieron en un instante en el que no sabía qué leer. Buscaba un título con el que pasar el tiempo muerto y una opinión favorable me sirvió de excusa para adentrarme en el mundo narrativo de Andrei Kurkov, considerado como uno de los mejores narradores actuales; fama que entiendo debe ser merecida en parte porque con otro cualquiera habría arrojado el libro lejos de mí a las primeras de cambio por cuanto yo aún no le encuentro mucho sentido a la historia que nos presenta, no siendo otra cosa que un simple ejercicio de escritura por parte de Kurkov por no tener nada más provechoso que echar en cara al procesador de texto. Ese es mi sentir una vez llegado al punto final.

La premisa de la contraportada es atractiva: Ígor decide asistir a una fiesta de disfraces de corte retro, vestido con un uniforme de miliciano de los tiempos de Stalin, creyendo que hará furor entre los allí congregados; pero ese mismo uniforme es una puerta o una máquina del tiempo de tela que llevará a Ígor, tras unas copas de coñac, a la URSS de 1957, donde se meterá en líos, se enamorará de una más que atractiva mujer y resolverá algunos misterios, todo “por culpa del jardinero de Ochákov”.

La cosa promete: un poco de acción y diversión, ¿verdad? Pues nada más lejos de la realidad. Es más, quien escribe el texto de contraportada confunde la identidad del “jardinero de Ochákov”.

El protagonista (sigue leyendo)


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