Título original: “They were expendables”. USA 1945. 135 Min. Género: bélico. B/N. Director: John Ford. Interpretación: Robert Montgómery (teniente de navío Brickley), John Wayne (teniente de fragata Ryan) y Donna Reeds (teniente Sandy Davyss).
El título le viene de la escasa importancia que se le otorgaba a las torpederas al inicio de la II Guerra mundial por parte de la USN, aunque los “inteligentes” que lo dijeron bien pronto se dieron con un canto en los dientes al convertirse en una de las armas más eficaces contra las unidades de superficie niponas y el famoso “Tokio Express”.
La película se centra en el teniente de navío John Brickley (Robert Montgomery) y en el teniente de fragata “Rusty” Ryan (John Wayne), destinados en Cavite y discurre en un periodo de tiempo comprendido entre el ataque a Pearl Harbor hasta la capitulación de Filipinas.
Es una obra dirigida por John Ford y en la que participaron otros grandes del cine de la época tras las cámaras, haciendo constar su pertenencia a la Marina con sus empleos en los créditos. Desde el primer momento parece un guión destinado a ensalzar a la flota “Mosquito”. Cierto que lo es y hasta para hacerlo con la figura del general MacArthur, al cual tienen que llevar los protagonistas en una primera escala de su viaje de exilio, hasta Mindanao; pero también es bastante didáctica para aquellos estudiosos de esta guerra. Como muchas películas de la época, hasta mediados de la década de los ´50, se preocupan mucho en mostrar ejercicios, maniobras, costumbres, etc., con pequeños detalles a los que llegamos a magníficas escenas de combate en el mar. Espectacular despliegue de medios en el que hasta las torpederas son atacadas desde el aire empleándose aviones japoneses de verdad (o si no lo son, muy bien modificados). Cuando caen las bombas, nos vemos en la misma cubierta, en mitad de la acción.
A lo largo del guión hay tiempo para el amor (aunque, ¿qué pasa luego con la chica? Es que desaparece) y también para mostrar algo muy poco habitual en las pelis yankis: un Ejército y Marina derrotados, abandonados a su suerte, faltos de medios, de víveres y de toda esperanza salvo por el “We Shall Return” con el que termina. Hasta que volviera MacArthur en 1944, decenas de miles de soldados sufrieron la Marcha de la Muerte y demasiados no llegaron a ver la paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario