lunes, octubre 10, 2016

Relatos en viejos folios

Folios con el color de las arrugas en los que ha medrado una colonia de motitas amarillentas de origen desconocido y por determinar. Fibra de celulosa rectangular acribillada por los martillos de una máquina de escribir largo tiempo olvidada. Errores corregidos con una capa de Tippex sobre los que una vez echamos el aliento, esperando a que secara y para volver a la carga. Incluso las notas de la corrección de un adulto, de un profesor de lengua, ante la impaciencia de un chaval de 14 años empeñado en mandar un cuento a un concurso literario hace más de dos décadas.

Esto es lo que he encontrado entre mis cachivaches, entre carpetas polvorientas, plagadas de recuerdos de fotografías recortadas de periódicos y revistas, adheridos a base de pegamento de barra en algún momento de mi adolescencia: un relato corto que me gustaría conservar en Internet como muestra de uno de mis bisoños pasos en la Literatura, de aquellos momentos en los que tener delante de mí una pantalla de ordenador era algo menos que ciencia ficción.

Hoy os ofrezco ese relato en cuestión y, algún día de estos, un par de ejercicios que estaban en la misma funda de plástico, unos microrelatos en los que había que introducir una serie de palabras escogidas.






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