PANINI 2022 ISBN: 9788411014601 112 páginas |
Una inquietante mirada hacia un futuro de obsolescencia
Resulta harto interesante la premisa del cómic que nos presentan Mark Russell al guión y Mike Deodato Jr. a los lápices y las plumillas: en un futuro no muy lejano, en el que los humanos hemos terminado de arruinar nuestra frágil Tierra a base de contaminación, incendios y sequias, la Humanidad (o buena parte de la misma) vive recluida en ciudades burbuja donde el suministro de aire no contaminado está regulado por inteligencias artificiales. Pero no sólo es el aire. Todo está regulado por inteligencias artificiales: la economía, la policía, la justicia, la sanidad… Y, salvo la peluquería, todos los trabajos se han automatizado. Para evitar el caos, se adoptó la política de asignar un robot doméstico a cada familia; un ser metálico con un chip de empatía que trabaja y que, con su salario, sostiene el núcleo familiar que le ha tocado en suerte, algo que no tiene porqué gustar a todos los implicados.
Esto último es lo que le sucede al robot de los Walters. Odia su trabajo y la interacción con los cuatro humanos que encuentra en el salón de casa tras cada jornada de trabajo en la fábrica de fabricación de robots (en relaciones públicas); cuatro humanos que son un padre (con menos autoridad que un cartel de “prohibido jugar a la pelota” colocado en una plaza; que sorprende que haya logrado reproducirse por lo idiota que es, aunque puede que sea el más inteligente al saberse obsoleto y privilegiado de vivir sin trabajar; y que cuenta con el aspecto físico de Michael Douglas en «Un día de furia», a saber porqué); una madre que comienza a temer que el robot familiar los asesine una noche y dos hijos que adquieren inclinaciones más radicales ante el futuro y el peligro robótico (pincha aquí para seguir leyendo)
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