miércoles, diciembre 19, 2007

19 de Diciembre de 2007

LA VOZ DE GALICIA

La Escuela Naval impartirá a sus alumnos una carrera universitaria técnica desde el año 2009

Autor:
Marcos Gago
Fecha de publicación:
19/12/2007
La aprobación de la Ley orgánica de Universidades implicará que los alumnos de la Escuela Naval de Marín que se incorporen en el curso 2009-2010 recibirán simultáneamente su formación militar habitual y una carrera universitaria, de carácter técnico, como materia adicional. De esta forma, Defensa dará su salto definitivo al último paso pendiente en la modernización de los planes de estudio del centro castrense de Marín, que comenzó hace unos años y que tiene como objetivo hacer que sus alumnos adquieran el mayor conocimiento técnico posible para el desempeño posterior de sus funciones en puestos de mando en la Armada.

El director de la Escuela Naval, el capitán de navío José Luis Urcelay Verdugo, resaltó la importancia de este salto cualitativo en la formación del alumnado: «Creemos que será una oportunidad estupenda. Los alumnos cuando acaben su formación aquí, además de recibir su despacho de la Armada también tendrán un título de grado correspondiente a una carrera universitaria civil».

La dirección de la Escuela Naval ya ha entablado conversaciones con la Universidad de Vigo para estudiar como explorar esta vía de colaboración. La institución militar marinense eligió la opción de Vigo de entre las tres gallegas por el alto número de carreras de carácter técnico que se imparten en sus campus. Aunque todavía no está cerrado el acuerdo, Urcelay admitió que las preferencias de la Escuela Naval pasan por Telecomunicaciones o por Industriales. Ambas carreras están relacionadas con las disciplinas que ya se imparten en el centro militar y tienen múltiples aplicaciones tanto en la Armada como en la sociedad civil. La Escuela Naval y la Universidad olívica intensificarán los contactos después de las fiestas para cerrar cuanto antes el acuerdo.

LA VOZ DE GALICIA

Especialidades gallegas para Nochebuena en la base española de la Antártida

Charcutería de ibéricos, marisco gallego y rape en salsa, regados con Albariño es el menú que disfrutarán los científicos y técnicos españoles.

Autor:
EFE
Fecha de publicación:
17/12/2007
Hora:
Actualizada a las 21:06 h
Charcutería de ibéricos, marisco gallego y rape en salsa, regados con Albariño y caldos de la Rioja y de la Ribera del Duero, es el menú que se servirá esta Nochebuena en la Base Antártica Española (BAE) Juan Carlos I. Un sorbete de limón, con cava, y filloas, crepes rellenos o tarta de Santiago -el postre aún está por determinar- completan los manjares navideños con los que el cocinero de la Juan Carlos I, Ángel Miguel Montes, tratará de saciar, si no las nostalgias, al menos los estómagos de sus colegas en la Antártida.

Turrón, mazapanes, peladillas y uvas en lata pondrán la guinda a una noche tradicionalmente familiar que los científicos y técnicos españoles pasarán a miles de kilómetros de casa.

Pero su mesa, con mantel blanco y su servicio completo, la compartirán, como es habitual desde hace años, con sus vecinos de la base búlgara de San Clemente de Ohrid, situada en una cala adyacente y a sólo quince o veinte minutos en zodiac.

«Sólo nos faltan los mariachis», bromea Montes, que ha pasado veintidós de sus cuarenta años en los fogones de la Marina Mercante, en declaraciones a Efe desde la base.

¿Y velas?. «De velitas nada», apunta este gallego de pro, aunque con apenas acento, y argumenta entre risas su negativa: «Aquí sólo hay hombres y con las burbujas alguno se puede poder romántico».

Lo que sí hacen es decorar la base con espumillones, bolas navideñas, un árbol de plástico, que «se abre como un paraguas», y un belén, que tiene «un niño Jesús, un San José, una Virgen y un pastor» y al que añaden algunas «piedrecitas», según Montes.

También tienen gorros de Papá Noel y se intercambian regalos con sus colegas búlgaros.

El jefe de la BAE, Daniel Alcoverro, prefiere guardar el secreto sobre los presentes de este año, pero Montes da pistas: El pasado año obsequiaron a sus vecinos con camisetas de la Juan Carlos I y una bandera de la Unión Europea, en la que Bulgaria ingresó en enero de 2007, y ellos correspondieron con gorras con el emblema de su base.

Y como colofón de la velada siempre hay alguien que se arranca con «un par de villancicos», acompañados con el sonido de una guitarra y de una botella de chinchón con vieiras, según Montes.

Asegura que los búlgaros acostumbran a entonar el «canta y no llores», una típica canción de las tunas universitarias que han adoptado incluso como himno de su base.

La Nochevieja se organiza a la inversa -los invitados pasan a ser los anfitriones- y, por supuesto, los sabores cambian: Un pastel de queso, una ensaladilla y carne empanada y marinada con una salsa muy fuerte componen los platos principales de una comida búlgara que «está muy rica, aunque resulta un poco pesada», según Montes.

Dos estampas entrañables para salir de la rutina del trabajo en esta época navideña que se pone un poco cuesta arriba ya que buena parte de los miembros del equipo tienen hijos pequeños.

El truco -dice Montes, que tiene una hija de trece años y un niño de cinco- es dejarles los regalos comprados y suplir la ausencia con conversaciones telefónicas y con mensajes a través de internet.

Tras ocho campañas en la Antártida y su segunda como jefe de la BAE, Alcoverro, biólogo de la Unidad de Tecnología Marina del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y con tres retoños de corta edad, volverá este año a casa por Navidad.

Tiene previsto regresar a Barcelona la próxima semana para disfrutar de un merecido descanso tras la puesta a punto de la Juan Carlos I, que en enero próximo cumple su veinte aniversario.

Especialmente dura ha sido este año la apertura de la base y del campamento de Byers, que se encuentran en la península Hurd de Isla Livingstone, debido a que la nieve está fundiendo más tarde en este verano austral y un mes después de llegar aún quedan cajas de material por desembalar.

Ochenta y dos investigadores y veinticinco técnicos rotarán hasta el 10 de marzo en las bases antárticas españolas Juan Carlos I y Gabriel de Castilla, gestionadas la UTM del CSIC y por el Ejército.

De los veintiún proyectos, en su mayoría financiados por el Ministerio de Educación y Ciencia, diecisiete se llevarán a cabo en esas bases y en los buques de investigación oceanográfica (BIO) «Hespérides» y «Las Palmas», y los cuatro restantes en instalaciones de Argentina, Chile y Reino Unido.

«Mira, te puedo decir que desde la ventana veo que el ochenta por ciento de las cumbres está aún cubierto de nieve», explica Alcoverro en conversación telefónica con Efe.

Montes confirma: «Esta campaña -es su segunda- está siendo más difícil. Cualquier desplazamiento se complica y te hundes hasta las rodillas».

Pero este cocinero de la Marina Mercante no lo duda, prefiere los fogones en tierra firme y, por eso, volverá a la Antártida «hasta que el cuerpo aguante.

EL FARO DE VIGO

El Museo del Mar registra goteras a tres días de inaugurar la exposición permanente

Las filtraciones de agua al interior del edificio recién reformado se palió anoche con cubos

REDACCIÓN / VIGO
El Museo del Mar ha sufrido en los últimos meses una profunda renovación para que su estructura pueda albergar una exposición permanente como la que se inaugurará el próximo viernes. Pero a tres días de que esta muestra se abra al público, el edificio registra goteras.

De no repararse, las filtraciones de agua podrían dañar las piezas instaladas y hasta los circuitos eléctricos que accionan los equipos y monitores que visualizan el funcionamiento de los océanos o de los aparejos de pesca. Se trata de una infraestructura muy sensible a la humedad y la temperatura, y de hecho, fue uno de los motivos que obligaron a Zona Franca a afrontar una costosísima reforma de la estructura para, entre otras cosas, instalar la maquinaria del aire acondicionado.

Anoche, la caída de las goteras se palió con cubos.


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