Una vez entrado el año nuevo 2008, en el que esperamos seguir surcando todos los mares que nos propongan nuestras cartas náuticas, dejamos las costas de Malta y el Mediterráneo para cruzar el canal de Suez con la sensación de que, por primera vez en mi vida, he deseado que las Navidades pasaran ya. Otros años, deseaba que el calendario no corriera mas allá del 25, pero este año pasado no ha sido así. Añadiendo diversos motivos, estas han sido unas fiestas muy tristes en las que en las calles y gentes no ha habido nada navideño y, mucho menos, nada de espíritu. Todo ha sido muy extraño.
Pero hablemos del canal de Suez:
Ha traído muchos beneficios y una gran cantidad de inconvenientes: reduce el camino de Europa a la India en 5,000 kilómetros, pero también ha sido motivo de numerosos enfrentamientos entre potencias que buscaban controlar esta codiciada ruta.
Siendo inaugurado en 1869 con la música de Giuseppe Verdi y con la presencia de la emperatriz Eugenia de Montijo, es la vía artificial de agua que separa África de Asia y une a los mares Mediterraneo y Rojo. Aunque ya se mandó construir otro en la época faraónica, aunque un error de cálculo impidió su realización.
El proyecto se retomó en el año 1847, a pesar de la oposición de Inglaterra. Los defensores del proyecto argumentaban que el canal disminuiría la distancia entre Europa y el sur de Asia. Los navíos no necesitaban circundar África y bordear el Cabo de Buena Esperanza para alcanzar los océanos Indico y Pacifico. El proyecto de construcción del canal fue coordinado por el ingeniero y diplomático francés Ferdinand Marie de Lesseps, con la ayuda de las autoridades egipcias de la época. Lesseps se encontraba en Alejandría, en 1832, desempeñando funciones como vicecónsul, donde llegó a establecer una muy estrecha amistad con el príncipe Mohammed Said.
En 1854 se acordó una particular concesión, con 99 años de duración, para que se formara una compañía cuyo propósito sería construir un canal a través del istmo egipcio. Un total de más de 1.5 millones de trabajadores participaron en la obra que inició su construcción el 25 de abril de 1859 y culminó diez años más tarde con un costo de 17 millones de libras esterlinas. Para la inauguración el 17 de noviembre de 1869 el compositor italiano Giuseppe Verdi compuso por encargo la ópera Aída.
Con 161 kilómetros de longitud, hasta 13 metros de profundidad y de 60 a 100 metros de ancho en su base, es uno de los centros nerviosos más sensibles del tráfico mundial. Lo cruzan cada día 72 barcos, por lo que resulta la vía comercial marítima más utilizada del mundo. Dos de cada tres buques que cruzan el canal transportan petróleo. La mayor parte del canal es de una vía, existiendo algunos lugares para un tránsito doble. Un ferrocarril en el lado oeste de la vía marítima, va paralelo al canal en toda su extensión.
1 comentario:
Otro rincón que obliga a ser visitado alguna vez.Gracias por la reseña.
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