Insuperable bautismo de fuego por parte del entonces jovencísimo Steven Spielberg
Las carreteras son territorio fértil para que los energúmenos campen libres. Tantos que es imposible no haber dado con uno de ellos con independencia del mapa. Diría que el 100% lo constituyen aquellos que te increpan y te adelantan de mala manera y punto, corriendo raudos y en post del siguiente giro donde estamparse contra el muro de contención u otros cosas igual de materiales y contundentes. En ocasiones, esos energúmenos encuentran a los de su misma especie y comienzan su particular duelo de idiotas donde ponen en riesgo mucho más que sus prescindibles vidas.
Ya sabéis a qué me estoy refiriendo (sigue leyendo)
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