jueves, junio 10, 2010

10 de Junio de 2010

FARO DE VIGO

Patrimonio autoriza la búsqueda del pecio romano hundido junto a la isla de Cortegada

Un marinero halló tres ánforas romanas en perfecto estado de conservación en el año 1982

A.TOURIÑO - VILAGARCÍA Las aguas de Cortegada cubren un verdadero tesoro y seguro que varias páginas de la historia de Galicia relativas a la romanización. Patrimonio y el parque nacional Illas Atlánticas acaban de dar autorización para tratar de localizar un antiguo barco, cuyo pecio debería estar oculto en el fondo del mar pero a no mucha profundidad.
El hallazgo del pecio podría dar muchas claves de la relación entre Galicia y Roma. La madera del barco, si se conserva, podría descubrir incluso si había astilleros que construyesen barcos para el Imperio.
De ahí que los historiadores y arqueólogos no quieran dejar pasar esta segunda oportunidad para encontrar esta riqueza submarina que descubrió por casualidad un vecino de Carril allá por el año 1982.
Este pasado sábado, un grupo de buceadores de la empresa Arqueosub, que dirige el ferrolano Miguel Sanclaudio, realizó la primera inmersión de esta segunda etapa, que ha servido para explorar la zona en la que con mucha probabilidad se encuentra la nave hundida.
El delegado de Arqueología Subacuática de la Federación Gallega de Submarinismo, Yago Abilleira, está convencido de que el pecio no sólo es fácil de localizar sino que podría estar en buenas condiciones de conservación, gracias a la protección que le confiere la arena.
Abilleira cree que la zona que ahora se vuelve a investigar es un "yacimiento importantísimo" para conocer la vinculación de Galicia con la época romana y que además permitiría descubrir "si en Galicia se fabricaban barcos romanos, en definitiva, si había astilleros". De ese modo se completaría el conocimiento sobre las relaciones comerciales e industriales entre España y Roma, al tiempo que permitiría poner fecha concreta al período de romanización del que se tratase.
De ahí que la aparición de restos de madera sea considerado como algo fundamental, aunque se teme que los restos hayan podido desaparecer al pudrirse y por la presencia de microorganismos y xilófagos.
El hecho de que sea el único barco posible que se encuentre sumergido en aguas nacionales también da un plus a la investigación pues si el estado de conservación es bueno "incluso se podrían encontrar instrumentos de navegación empleados en la época, como aparatos para ver las estrellas o brújulas, propiamente". "Eso sería un bombazo", exclama Abilleira.
De lo que sí se parte es del hecho de que en ese punto hace siglos se hundió un barco romano, pues el marinero carrilexo rescató tres ánforas casi enteras, de forma ovoidal, que se datan en la época del Alto Imperio, sobre el siglo IV, así como dos platos de Terra Sigillata, es decir de verdadro lujo, así como restos de otras cerámicas.
Tras este primer descubrimiento, el grupo García Alén del Museo de Pontevedra, con medios muy precarios llevó a cabo una prospección submarina en la que hallaron nuevos restos de cerámica. Se trataba de trozos que con toda seguridad procedían de ánforas que habían sufrido los efectos del raño de los mariscadores.
Se da la circunstancia de que todos los trozos encontrados son de un material muy similar y están muy concentrados, por lo que los expertos deducen que corresponden a vasijas transportadas por un barco de la época.
A su vez se tiene constancia de un lugar en el que se sospecha puede estar enterrado el pecio, pues en las cartas geográficas se observa una loma permanente, es decir que no es movida por el efecto de las mareas.
Lo que si tienen claro los arqueólogos e historiadores es que no va a resultar muy difícil el hallazgo ni tampoco muy caro el rescate del barco, pues estaría situado muy cerca de la propia isla de Cortegada, eso sí en la cara externa. De todos modos, la profundidad a la que hay que trabajar es de unos siete metros, aproximadamente.
La técnica tampoco sería costosa pues basta con cuadricular la zona en la que se supone está el pecio e ir extrayendo arena con una sonda, hasta encontrar el tesoro oculto.

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