Hace ya muchos meses, tanto que ni me acuerdo, escribí en estas mismas líneas del Navegante del Mar de Papel que prefería el teclado al bolígrafo y al papel para imprimir mis ideas desde la cabeza a un formato duradero o, mejor dicho, fijo. Era una suposición que tenía bien clara, lo sé, pero desde hace también ya un tiempo, he decidido reiniciar la senda de la escritura tradicional, sobre todo con el ánimo de escribir narrativa y ficción, a lo que se le ha unido otros campos de diversa índole como las colaboraciones por ejemplo.
Me he dado cuenta de que aunque sea un jockey del teclado por que escribo más rápido y luego no tengo que realizar la pesada tarea de pasar a limpio las notas, ponerse con un bolígrafo y un cuaderno saca lo mejor de mí en este arte. Quizás sea por que no me queda otra que ir más despacio, soy capaz de escribir frases mucho más ricas y elaboradas, expresar mejor, describir con mayor acierto. También es una impresión mía que igual no compartiríais.
Ya llevo gastados varios cuadernos desde que tomé tal decisión de alternar el teclado con el bolígrafo. De este modo he terminado la novela. Del mismo que la comencé.
Debido a mi ritmo y ocupaciones, me es imposible estar siempre escribiendo a mano. Una pena por que es cuando me siento realmente libre sobre las hojas. No es broma. Si pudiera tener al menos tres horas todos los días en las que solo tuviera enfrente mío un cuaderno, un bolígrafo con buena tinta y nada que me entretuviera, sería un alumno aventajado, pero la cosa no va así.
A decir verdad, el principal escollo del escritor es la concentración y estar ante algo que no distraiga. Puede pareceros una sublime tontería, pero esto es igual que estudiar. Si solo tienes el cuaderno, ahí estás. El ordenador, a fin de cuentas, es una fuente inagotable de distracción.
En nuestro mundo, el tener una pantalla de ordenador supone tener una ventana abierta a la mayor distracción. Seguro que me entendéis. No estoy hablando de estar conectado a Internet, pasearse por el FB, tener un blog, etc., también estoy hablando de las decenas de videojuegos, películas, series, cómics, libros y demás que podemos almacenar en nuestros discos duros. Cada cual que eche cuenta de lo que tiene en las “tripas” y verá como siempre, ante una tarea, es mucho más fácil coger lo primero que hay a mano y un pc es una gran herramienta en este sentido.
No es manera de trabajar y por eso comprendo esa especie de aislamiento que buscan todos los escritores. Hasta yo lo he buscado colocándome los cascos en los oídos sin poner pista alguna en el reproductor. Todo sea para que el ruido ambiental se rebaje. Todo sea para que me encierre en mí y solo deje fluir la comunicación cerebral. Todo sea para continuar con la paletina desenterrando ese fósil que es la historia que escribes.
Para escribir a mano lo mejor es dejarse de tonterías y de lujos. Primero, un bolígrafo de los de propaganda. De plástico, ligeros y que no causen pena alguna cuando te des cuenta que no son de recambio. ¡A por otro bolígrafo entonces! En serio. Ya puedes tener una pluma de 200 € (pesadísimas) o cualquier otro ejemplar de otra “especie”, que supondrán un freno. Te sentirás cansado por su peso o por el precio de sus recambios. En la actualidad estoy tirando de uno de propaganda de BANCAJA. Son buenos y la tinta excelente. También los de CATALUYNA CAIXA parecen buenos, que son de gel, aunque solo he tenido uno entre los dedos durante unos minutos. Otro tanto pasa con los cuadernos. ¿Para qué te vas a coger uno de esos de tapas duras, de grosor tal y cual? Al principio comencé con unos que mi jefe birló a su mujer, con el emblema de su empresa, ahora soy de los que apoquinan por su material de escritura, al menos en cuanto a este elemento, y me he aficionado a los cuadernos TAURO EXTRA de espiral, provistos de 80 páginas, y que en CARLIN los venden a 0,50 € la unidad. Baratos, eficientes y útiles. Sé que dos hojas y media con mi caligrafía más de médico que de otra persona, supone alrededor de 1000 palabras. Un control muy eficiente sobre la labor diaria, en su caso.
La principal pega de esta forma de escritura que deseo por su calidad pero de la que solo puedo disfrutar los fines de semana en toda su magnitud, ya la he mentado: pasar a limpio. A pesar de ser la letra de uno y de ser un jockey del teclado, es un suplicio en la mayoría de los casos. En otros, supone una primera lectura de tu trabajo y hasta una manera de completar algunas frases por la rapidez.
Supongo que son manías de cada cual, a fin de cuentas.
A continuación os dejo una serie de fotografías tomadas al último cuaderno que terminé, el cual posee el final de mi novela. Como podéis apreciar, es un TAURO, el cual ha ido recogiendo mis notas en la parte final y que van desde cosas tan simples como el sistema de guardias, pasando por nombres de aviones, hasta fechas de batallas, apuntes de artillería, etc.
Igual hasta os dais cuenta de mi particular forma de escribir. Desde crío odiaba pasar a la cara par de las páginas. La espiral se me clavaba en la cara interna del antebrazo. Una sensación nada agradable, y no digamos si se escribe en un archivador de anillas. ¿Solución? Pues tan simple como girar el cuaderno. Darle la vuelta a la tortilla, vamos. Así, la espiral siempre estará a la izquierda de mi mano y no bajo mi antebrazo.
Estas son mis maneras o manías.
Me he dado cuenta de que aunque sea un jockey del teclado por que escribo más rápido y luego no tengo que realizar la pesada tarea de pasar a limpio las notas, ponerse con un bolígrafo y un cuaderno saca lo mejor de mí en este arte. Quizás sea por que no me queda otra que ir más despacio, soy capaz de escribir frases mucho más ricas y elaboradas, expresar mejor, describir con mayor acierto. También es una impresión mía que igual no compartiríais.
Ya llevo gastados varios cuadernos desde que tomé tal decisión de alternar el teclado con el bolígrafo. De este modo he terminado la novela. Del mismo que la comencé.
Debido a mi ritmo y ocupaciones, me es imposible estar siempre escribiendo a mano. Una pena por que es cuando me siento realmente libre sobre las hojas. No es broma. Si pudiera tener al menos tres horas todos los días en las que solo tuviera enfrente mío un cuaderno, un bolígrafo con buena tinta y nada que me entretuviera, sería un alumno aventajado, pero la cosa no va así.
A decir verdad, el principal escollo del escritor es la concentración y estar ante algo que no distraiga. Puede pareceros una sublime tontería, pero esto es igual que estudiar. Si solo tienes el cuaderno, ahí estás. El ordenador, a fin de cuentas, es una fuente inagotable de distracción.
En nuestro mundo, el tener una pantalla de ordenador supone tener una ventana abierta a la mayor distracción. Seguro que me entendéis. No estoy hablando de estar conectado a Internet, pasearse por el FB, tener un blog, etc., también estoy hablando de las decenas de videojuegos, películas, series, cómics, libros y demás que podemos almacenar en nuestros discos duros. Cada cual que eche cuenta de lo que tiene en las “tripas” y verá como siempre, ante una tarea, es mucho más fácil coger lo primero que hay a mano y un pc es una gran herramienta en este sentido.
No es manera de trabajar y por eso comprendo esa especie de aislamiento que buscan todos los escritores. Hasta yo lo he buscado colocándome los cascos en los oídos sin poner pista alguna en el reproductor. Todo sea para que el ruido ambiental se rebaje. Todo sea para que me encierre en mí y solo deje fluir la comunicación cerebral. Todo sea para continuar con la paletina desenterrando ese fósil que es la historia que escribes.
Para escribir a mano lo mejor es dejarse de tonterías y de lujos. Primero, un bolígrafo de los de propaganda. De plástico, ligeros y que no causen pena alguna cuando te des cuenta que no son de recambio. ¡A por otro bolígrafo entonces! En serio. Ya puedes tener una pluma de 200 € (pesadísimas) o cualquier otro ejemplar de otra “especie”, que supondrán un freno. Te sentirás cansado por su peso o por el precio de sus recambios. En la actualidad estoy tirando de uno de propaganda de BANCAJA. Son buenos y la tinta excelente. También los de CATALUYNA CAIXA parecen buenos, que son de gel, aunque solo he tenido uno entre los dedos durante unos minutos. Otro tanto pasa con los cuadernos. ¿Para qué te vas a coger uno de esos de tapas duras, de grosor tal y cual? Al principio comencé con unos que mi jefe birló a su mujer, con el emblema de su empresa, ahora soy de los que apoquinan por su material de escritura, al menos en cuanto a este elemento, y me he aficionado a los cuadernos TAURO EXTRA de espiral, provistos de 80 páginas, y que en CARLIN los venden a 0,50 € la unidad. Baratos, eficientes y útiles. Sé que dos hojas y media con mi caligrafía más de médico que de otra persona, supone alrededor de 1000 palabras. Un control muy eficiente sobre la labor diaria, en su caso.
La principal pega de esta forma de escritura que deseo por su calidad pero de la que solo puedo disfrutar los fines de semana en toda su magnitud, ya la he mentado: pasar a limpio. A pesar de ser la letra de uno y de ser un jockey del teclado, es un suplicio en la mayoría de los casos. En otros, supone una primera lectura de tu trabajo y hasta una manera de completar algunas frases por la rapidez.
Supongo que son manías de cada cual, a fin de cuentas.
A continuación os dejo una serie de fotografías tomadas al último cuaderno que terminé, el cual posee el final de mi novela. Como podéis apreciar, es un TAURO, el cual ha ido recogiendo mis notas en la parte final y que van desde cosas tan simples como el sistema de guardias, pasando por nombres de aviones, hasta fechas de batallas, apuntes de artillería, etc.
Igual hasta os dais cuenta de mi particular forma de escribir. Desde crío odiaba pasar a la cara par de las páginas. La espiral se me clavaba en la cara interna del antebrazo. Una sensación nada agradable, y no digamos si se escribe en un archivador de anillas. ¿Solución? Pues tan simple como girar el cuaderno. Darle la vuelta a la tortilla, vamos. Así, la espiral siempre estará a la izquierda de mi mano y no bajo mi antebrazo.
Estas son mis maneras o manías.
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