jueves, marzo 07, 2013

7 de Marzo de 2013

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ABC.ESABC_CIENCIA / MADRID
Día 06/03/2013 - 13.50h

El cristal, aparecido en un barco hundido, pudo ayudar a los antiguos marinos a cruzar el Atlántico en los días nublados y sin brújula

Una vieja leyenda vikinga cuenta que los marinos utilizaban una«piedra solar» brillante para encontrar su camino en el océano. Elevada hacia el cielo, revelaba la posición del Sol incluso en los días nublados. Investigadores de la Universidad de Rennes, en la región de Bretaña (Francia), creen haber encontrado este mítico instrumento. Se trata de un cristal rectangular aparecido en un buque de guerra inglés que naufragó en el siglo XVI. La piedra está hecha de espato de Islandia, una forma transparente y de formación natural de cristal de calcita que polariza la luz y puede indicar la posición del Sol.

La roca ha sido encontrada entre los restos de un barco que había sido enviado a Francia en 1592 por la reina Isabel I como medida de precaución contra una segunda armada española, pero se hundió frente a Alderney, una de las Islas del Canal. Científicos británicos y franceses han discutido durante mucho tiempo si el hallazgo es una piedra solar, un dispositivo que fractura la luz, lo que permite a los marinos localizar el Sol, incluso cuando está detrás de las nubes o se ha metido por el horizonte.

Las piedras solares, de acuerdo con una teoría expuesta por primera vez hace 45 años, ayudó a los grandes navegantes nórdicos a encontrar su camino a Islandia e incluso tal vez hasta América del Norte durante el apogeo vikingo de 900-1200 dC, mucho antes de que la brújula magnética fuera introducida en Europa en el siglo XVIII. Pero solo hay una referencia vaga en la antigua literatura nórdica a una «solarsteinn», lo que significa que la idea se ha mantenido frustrantemente sin una prueba sólida. Estos navegantes eran capaces de cruzar miles de kilómetros en mar abierto entre Noruega, Islandia y Groenlandia. Las leyendas vikingas describen cómo en los días nublados o cuando azotaba la nieve, el Rey Olaf sostenía una piedra solar, miraba al cielo y observaba de dónde procedía la luz, a partir de lo cual adivinaba la posición invisible del Sol.
Puesta a prueba

Los investigadores, según informa France 24, realizaron un análisis químico de una muestra pequeña de la roca, utilizando un dispositivo llamado espectrómetro, que confirmó que era una calcita. La piedra es aproximadamente del tamaño de una pequeña barra de jabón cuyos bordes han sido recortados en ángulo. En términos técnicos, su forma es romboédrica. Es de color blanco lechoso, y no es transparente, pero los nuevos experimentos muestran que se trata de una decoloración de la superficie, causada por los siglos de inmersión en el agua del mar y la abrasión por la arena, según el estudio.

Usando un cristal transparente similar al original, los científicos fueron capaces de seguir la pista del Sol poniente con poca luz, con una precisión de un grado. En un segundo experimento, fueron capaces de localizar el Sol durante 40 minutos después de que se hubiera escondido.

Otros factores proporcionan la evidencia de que se trata de una piedra solar, de acuerdo con la investigación. El cristal se encontraba entre los restos de otros instrumentos de navegación y pudo ser utilizado como respaldo de una brújula magnética. «Aunque era fácil de usar, la brújula magnética no siempre era fiable en el siglo XVI, ya que la mayoría de los fenómenos magnéticos no se entendían», dicen los investigadores.

Los autores publicaron el estudio en la revista Proceedings de la British Royal Society A.

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