Entre el doloroso momento en el que Padme Amidala da a luz a Leia y a Luke y aquel en el que la una es capturada por Darth Vader y el otro tiene un mal encuentro con los Tusken, pasan veinte años en los que, por fuerza, algo ha tenido que suceder, incluso para el ermitaño Ben Kenobi
En esta miniserie de seis capítulos aterrizamos justo en el ecuador de dicho periodo, transcurrida una década tras la caída de la República y la instauración del Imperio galáctico. Kenobi sobrevive malamente en Tatooine mientras no pierde de vista al pequeño Luke, por mucho que esto irrite a Owen Lars, hermanastro de Anakin Skywalker. Kenobi es una sombra de lo que fue en su día: ha perdido su conexión con la Fuerza, se oculta de todo y de todos, y hasta ha gestado en su vientre la cobardía, por eso le cuesta dar el paso cuando Bail Organa se pone en contacto con el antiguo general y le ruega ayuda para buscar a Leia, quien ha sido secuestrada por la simple razón de hacer salir a Kenobi de su escondrijo; un plan orquestado por la tercera hermana de la Inquisición, Reva Sevander. (sigue leyendo)
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