La serie tiene un tono mordaz y siniestro, propio de una serie de espionaje. Es lenta y, en ocasiones, parece que se le da acción a trompicones, pero es que la lentitud, ese paso arrastrado y de serpiente, es lo que caracteriza a las novelas de este género de la época
Pues anda que no llevaba yo tiempo detrás de esta serie. Vi un avance no sé dónde y me he tirado mi tiempo para encontrarla y acabar pasándola por la retina.
Me atrajo, ya de entrada, ese sabor setentero tan de «El Topo». El aire rancio, sucio y de colores tierra en toda la ambientación, con un argumento que recuerda a la fuerza a John le Carré por eso del infiltrado, esta vez bien escondido en la cúpula del MI5, el servicio de inteligencia que opera dentro de las fronteras del Reino Unido, y por una operación soviética de magnitudes imposibles de determinar.
Estamos en 1972 (sigue leyendo)
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