miércoles, septiembre 18, 2013

18 de Septiembre de 2013

DIARIO DE CÁDIZ


A la ceremonia, celebrada en el puerto de Cádiz, asistió el ministro de Defensa y el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada El comandante del barco recibió la enseña nacional rodilla en tierra

EMILIO LÓPEZ CÁDIZ, CÁDIZ | ACTUALIZADO 18.09.2013 - 08:23

"Que la Virgen, la Estrella de los Mares y la Galeona, Patrona de Ciudad de Cádiz, os bendiga y os guíe en todas vuestras singladuras". Con estas palabras concluyó la Reina doña Sofía su alocución previa a la bendición de la bandera de combate que ayer entregó al BPE Juan Carlos I durante una ceremonia celebrada en el muelle Ciudad del puerto gaditano.

Doña Sofía, de mantilla, llegó minutos después del mediodía al muelle, donde fue recibida por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), almirante general Jaime Muñoz-Delgado, con el que pasó revista al batallón de honores.

Formaban la fuerza, a la que se incoporo la bandera de la Flota, una compañía del Ejército de Tierra, otra de marinería de unidades de la Flota y una tercera de Infantería de Marina, así como una escuadra de gastadores de Infantería de Marína y la banda de cornetas y tambores del Tercio Sur. Por su parte, la dotación del buque formaba en cubierta cubriendo la banda de estribor. 

La Reina saludó después a las autoridades, civiles y militares, entre ellas la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y el presidente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, José Luis Blanco.

Luego el AJEMA solicitó permiso para iniciar el acto a doña Sofía, que seguidamente pronunció una alocución en la que resaltó que la ceremonia le daba la oportunidad de volver "a la muy querida ciudad de Cádiz", agradeciendo a los gaditanos y a la alcaldesa su generosidad de ofrecer la ciudad para esta celebración, "dando muestras una vez más de su compromiso inquebrantable con España y la Armada".

Después dijo que era un inmenso honor ser la madrina de la bandera de combate y trasladó un afectuoso saludo del Rey a los miembros de la Armada y, en particular , al comandante y a la dotación de este buque, "al que se siente muy unido".

A continuación, dirigiéndose en concreto a la dotación les dijo que "esta bandera, que a bordo del Juan Carlos I representará a nuestra gran nación, os recordará permanentemente vuesto firme compromiso de servir a España y a los españoles con lealtad y dedicación, como lo hicieron a lo largo de la historia todos los marinos que en servicio a España y a la Armada os predecedieron".

Asimismo, dirigiéndose al comandante del BPE, capitán de navío Antonio Piñeiro Sánchez, manifestó que "tengo la seguridad que que vuestra vocación, espíritu de servicio y valores, junto a la sólida preparación de vuestra dotación, son la mejor garantía de que cumpliréis plenamente con las exigencias de ese compromiso".

Seguidamente el vicario episcopal de la Armada, Javier Orpinell, bendijo la bandera, que la Reina besó y entregó al comandante del Juan Carlos I, quien antes de tomarla y como gesto de pleitesía la besó con la rodilla izquierda en tierra.

Después depositó la bandera en las manos del oficial de Derrota y tomó la palabra para agradecerle a la Reina las suyas y destacar el orgullo de la dotación por la responsabilidad de custodiar la bandera que recibía, "el mayor buque de la Armada", realizado en España. que lleva el nombre del primer español y el primer marino de España".

Resaltó después que el barco quedaba ligado para siempre a Cádiz, "cuyas aguas vieron nacer a muchos de los que hoy componen su dotación y por eso nos sentimos más gaditanos y más en casa".

Tras recordar que los Reyes y los Príncipes de Asturias asistieron a su botadura en Ferrol en 2008 y que don Juan Carlos presidió su entrega a la Armada en 2010, destacó que ahora recibían de manos de la Reina la bandera de combate "que representa los más altos ideales representados en la Constitución".

Asimismo añadió que el nombre no podía ser más apropiado, ya que en el barco se congrega el trabajo y el nivel tecnológico de la industria naval española y su dotación está lista para servir a España donde se le encomiende.

El comandante Piñeiro citó a Alvaro de Bazán, "tenemos elevado el ánimo", y también a Carlos III, para afirmar que "la bandera será la luz que guíe nuestras acciones",y terminar pidiéndole a la Virgen del Carmen "que nos dé larga vida y nos proteja en nuestro quehacer diario".

Seguidamente, de acuerdo con la fórmula de las Reales Ordenanzas de la Armada, se dirigó a la dotación a la que dijo que "la bandera es el símbolo de la Patria inmortal, los que tenemos el honor de estar alistados bajo ella estamos obligados a defenderla hasta perder la vida", para a continuación pronunciar un viva a España, que todos secundaron.

Después pidió permiso a la Reina para embarcar con el oficial de Derrota portando la bandera, mientras que la banda del TERSUR interpretaba la marcha Proa a la mar. 
Ya a bordo la nueva bandera fue izada en el mástil mientras que los timoneles arriaban en la popa la bandera ordinaria, se daban siete vivas a España y se cantaba el himno de la Armada. Eran las una menos veinte minutos de la tarde.

Seguidamente la bandera de la Flota volvió al Juan Carlos I y el batallón de honores desfiló ante la nueva bandera de combate, concluyendo así la ceremonia.
Posteriomente la Reina, junto con las autoridades, subió al barco, donde firmó en el libro de honor y se fotografió en cubierta con toda la dotación, para luego en la bodega de la segunda planta servirse un vino español, en el que se brindó por la Reina , por España y por la Armada.

Pasadas la cuatro y media de la tarde de ayer el Juan Carlos I zarpaba del puerto gaditano rumbo a la Base Naval de Rota.

En el mayor buque de guerra construido en España se mantiene la tradición de la Armada de asignar a uno de sus barcos con el nombre propio del monarca reinante, lo que se inició en 1700 con la llegada de la Casa de Borgón al Trono de España.

La han precedido los navíos Real Felipe, construido en los astilleros de Guarnizo (Santander) en 1732 y Real Carlos, en los astilleros de La Habana en 1787; el Fernando VII, botado en Ferrol en 1791, y el Isabel II, en La Carraca en 1892, el crucero Alfonso XII, realizado en los astilleros de Ferrol en 1892, como el acorazado Alfonso XIII en 1813 y ahora el buque de proyección estratégica LHD Juan Carlos I.

ECD DEFENSA


Marruecos quiere aumentar su presencia en el Estrecho mediante la compra de un submarino de fabricación rusa. Ambos países han comenzado ya las negociaciones para dotar de un buque sumergible a la marina marroquí por primera vez en su historia. Rusia se haría cargo también de formar a los tripulantes. Tras la maniobra hay un 'mensaje' de Mohamed VI a Obama.

Fuentes de la Armada española, consultadas por El Confidencial Digital, aseguran estar en conocimiento de los planes de Marruecos para dotarse en los próximos años de arma submarina por primera vez en la historia de su marina.

Según estas voces, de solvencia contrastada, Marruecos negocia con Rusia la adquisición de un submarino convencional clase Amur, modelo 1650. Un buque sensiblemente menor en calado, manga, eslora y, sobre todo, en capacidades tecnológicas y sistemas de guerra respecto a los S-80 clase ‘Isaac Peral’ que tendrá España.

Los datos en poder de mandos de la Armada española apuntan a que Rabat y el Gobierno de Vladimir Putin ya habrían comenzado las negociaciones, e incluso –extremo éste no confirmado- que una delegación de la marina marroquí habría visitado una de las bases de submarinos rusos para conocer de cerca el modelo.

El coste de este buque ascendería a unos 150 millones de dólares, aunque según las fuentes consultadas el contrato incluiría el compromiso ruso de formar a la futura dotación del buque en la doctrina de arma submarina. “La falta de conocimientos en la materia y el dinero que se necesita para mantener operativo a un submarino plantean muchas dudas” sobre el proyecto, advierten estas voces.

Un paso más hacia el control del Estrecho

El objetivo de Rabat es aumentar su presencia en aguas del Estrecho y Mar de Alborán. Por ello han proyectado la nueva base marítima de Ksar Sghir, próxima a Tetuán, y han encargado tres modernas corbetas tipo SIGMA –ya recibidas- o la fragata clase FREMM, que este mismo verano ha probado sus sistemas de combate.

“Se trata de un episodio más de la escalada armamentística entre Marruecos y Argelia” aseguran estas fuentes, pero recuerdan que “España también está en ese tablero que es el Estrecho de Gibraltar –Ceuta y Melilla-”, y por tanto no debe dejar de prestar atención a los movimientos de las armadas vecinas. Sobre todo en un momento tan crítico para el arma submarina actual, con tan sólo dos submarinos en servicio –ambos casi al final de su vida operativa- y con los nuevos S-80 aún sin fecha de entrega.

Argelia, por su parte, dispone de al menos cuatro submarinos rusos clase Kilo mejorados y actualizados en los años 90 –aunque con una operatividad dudosa-, y lleva unos años planeando la compra de más buques submarinos de segunda mano. Una adquisición que no se ha llegado a concretar aún.

Un mensaje a Obama

Las negociaciones de Rabat con Moscú también tienen un componente político. En abril de este año, el presidente estadounidense Barak Obama apoyó un plan para enviar supervisores de la ONU al Sahara occidental. Su misión: comprobar el respeto a los derechos humanos en los campamentos saharauis. Una iniciativa que molestó, y mucho, a Mohamed VI.

Como respuesta, Rabat decidió cancelar de inmediato los ejercicios ‘León Africano’, que iba a llevar a cabo el ejército marroquí junto a 1.400 marines. La orden de cancelación llegó tan sólo un día antes del inicio del ejercicio.

Complicidad del Kremlin con el Sahara

Sólo una semana después del desplante de Obama a los postulados marroquíes sobre el Sahara, Mohamed VI envió una delegación de alto nivel a Moscú.

Allí, además de lograr el apoyo de Rusia a la posición marroquí, se cerró un convenio de colaboración bilateral en diversos campos, incluido el militar. Tras este encuentro llegó la oferta rusa del submarino Amur 1650.

En mayo, Estados Unidos buscó un acercamiento y convocó a Washington a una delegación marroquí, entre la que se encontraba el consejero personal en materia de Inteligencia de Mohamed VI. La administración Obama se comprometió a no promover “cambios políticos profundos” en el Sahara. Días después, los marines de Estados Unidos volvieron a recibir la invitación para participar en el ejercicio ‘León Africano’.

Estados Unidos ha sido, tradicionalmente, el principal suministrador de armas de Marruecos. En los últimos años el Pentágono ha aprobado ventas de carros de combate M1A1 Abrams, cazas F-16 e incluso dos aviones no tripulados ‘Predator’.

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