martes, julio 01, 2014

Tal día como hoy hace cien años en la Gran Guerra. 1 de Julio de 1914

1 de julio de 1914

Este día conocemos nuevos detalles sobre el atentado que costó la vida al Archiduque heredero y a su esposa en el ayuntamiento de Sarajevo.

Respecto del primero intento fallido de atentado, -en el que se empleó una bomba que alcanzó a los ayudantes del Archiduque, Sres. Boosvaldick y Merizzi, así como otras seis personas del comité oficial-, se conoce la identidad del responsable: un obrero tipógrafo de nombre Kabrinovic, natural de Trebinje. Éste bien pudo haber sido linchado por el público que presenciaba el paseo real y la Policía tuvo que intervenir para evitarlo, tras ser capturado.

Por su parte, el segundo ejecutor, Princip, confirma que poseía una segunda bomba por si sus disparos no eran suficientes para acabar con los príncipes herederos. Respecto a este individuo se resalta la gran cantidad de dinero que se halla en su habitación y que sigue negando su participación en un complot o que cuente con cómplices; algo del todo poco creíble ante el gran despliegue de efectivos y artefactos para acabar en un mismo día con la vida del Archiduque. En poco tiempo, Princip se retractará y confesará su connivencia con Kabrinovic.

Ya se habla de sus posibles condenas. De 10 a 20 años de prisión en aislamiento para ambos, para Kabrinovic por no causar muertes y para Princip por contar con menos de 20 años de edad; pero a éstos no parece importarles ya que no muestran arrepentimiento y hasta se les ve muy animados.

Aunque la situación internacional ya predecía el estallido de una guerra en el seno europeo, nadie pensaba en un atentado de esta clase, pero lo grave es que la Policía vienesa tenía datos suficientes como para temer un magnicidio o una serie de disturbios. Así, desde el mes anterior, se tenía un despacho en el que se advertía del crecimiento de un sentimiento antiserbio entre los ciudadanos de la ciudad de Sarajevo. 

Esto último, junto a otros incidentes, obligó a la Policía de Viena a realizar una serie de pesquisas sobre la existencia real de un complot nacionalista, pero sin resultado. Huelga decir que tras el atentado, por lo visto, el jefe de la Policía de Viena presentó su dimisión.

El Archiduque no tenía muchos amigos en el plano político por su idea de una gran Austria que se cerniera sobre los territorios vecinos, sobre todo en Bosnia-Herzegovina, y de aquí es donde se desprende la posibilidad de existencia de un complot nacionalista.

El duelo en Austria es total y se busca una razón al acto terrorista y a por qué no se pudo evitar; pero esto último parece imposible ya que en el trazado del ferrocarril entre Sarajevo y Bristrik, por donde viajaría la pareja real tras los actos en la capital, estaba cuajado de bombas para hacer volar el tren. A lo que hay que sumar que, según testigos, se hallaron dos bombas de relojería bajo la mesa del banquete a celebrar por la pareja real en el restaurante Konak, así como otra más en el dormitorio de los Archiduques.

La acción policial se intensifica y así conocemos que se detiene al propietario del Hotel Europa de Sarajevo al encontrarse documentos comprometedores relativos a un complot de asesinato, así como que se dice que días atrás se detuvieron a varios estudiantes serbios por la misma razón.

Las detenciones se realizan a diestro y siniestro llegando hasta a poner grilletes a varios diputados en Sarajevo, donde estallan otras bombas por la tarde. Se dice que se detiene a una mujer que contaba en su casa hasta con quince artefactos explosivos, así como que, cuando pasaba la comitiva real, se arrojaron panfletos con el siguiente lema: “¡Paciencia, hermanos! Pronto vendremos a libraros y a auxiliaros.”

En estos días Bosnia estalla en llamas casi de manera literal. Mostar se ve asolada por incendios provocados que arrasan las casas de los ciudadanos serbios, así como se producen asaltos  a punta de pistola y al grito de “¡Mueran los asesinos!”. Como ejemplo gráfico tenemos a los tres hermanos Yavidchitch, muertos a tiros en su propio hogar, o que las fuerzas de seguridad, para mantener el orden en las ciudades, ha tenido que verse en la obligación de responder con ametralladoras apostadas en las calles.

Los cuerpos de los Archiduques, tras el reponso, fueron acondicionados en un vagón especial del tren con ruta a Meckowitch para ser embarcados a bordo del buque de guerra Danmat. En dicho navío se instaló una capilla ardiente y zarpó escoltado por torpederos de la Escuadra y por el yate del gobernador.

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