No acostumbro a postear los días de fiesta y fines de semana
por la simple razón de que estoy alejado del ordenador acostumbrado y a que, por si fuera poco, carezco en casa de
conexión a Internet (¡lo que me hacía falta, estar aún más enganchado!). Por
simple lógica y deducción, esta reseña debió haberse publicado el pasado
miércoles 25, coincidiendo con el día siguiente a mi visionado de un segundo
capítulo (que en realidad era el tercero de la serie) de “Juego de Tronos.”
Parece que he adquirido una especie de compromiso a la hora de seguir
dictaminando y comunicando mi opinión en ENMP tras ser tan negativa mi
impresión sobre el capítulo piloto y al tener amigos que me han pedido que le
de una segunda oportunidad a este proyecto de HBO. Compromiso que no dudo, por
ahora, en cumplir.
Durante las horas de tarde me preparé para otra sesión de cura contra
el insomnio y, recopilando míseramente algo de información sobre la obra
literaria en sí, llegué a una conclusión que, por si doy en el clavo o me paso
de gracioso, prefiero reservarme para salas más privadas.
Tras ahorrarme la sesión de chistes malos de “El Club del
Chiste” para disfrutar un poco de Discovery Max con sus camioneros en el hielo,
llegó la hora de darle al mando, de pulsar el botón de retorno al canal que se
estaba visionando antes. Ahí estaba, comenzando un nuevo capítulo tras el
resumen que, como hace con otras series aunque de factura nacional, los chicos
de A3 producen para aquellos que se nos ha perdido algo. Confieso que no vi el
“Ver Series” completo.
Aún no pudiendo oponer resistencia a un peso insoportable en
los párpados y a una carraca continua de bostezos, doy un poco el brazo a
torcer. Este tercer capítulo ha sido, con diferencia, muchísimo mejor que el
piloto. No solo por la agilidad, sino por los diálogos, ubicaciones exóticas y
hechos. Un salto hacia delante innegable que, aun así, no me convence ya que
solo me obliga a ver los martes noche ese canal porque parece no haber nada
mejor en otros.
Sin duda, el haberme cruzado más veces con el enano (que no
sé como se llama) que es el mejor personaje, y con el tema de esas formas
blancas y terribles del norte del muro en Invernalia (¿analogismo con el Muro
de Adriano?), ha provocado que el producto pase con mayor facilidad por mi
paladar, aunque me despertó por completo los minutos que pude ver de “Infierno
sobre ruedas”, una serie que ya me llamó desde el primer trailer.
Sigue faltándole algo y dudo mucho que acabe gustando a más
gente que da caza a los volúmenes de la obra que escribe el amigo Martin. A mí,
al menos, no.
Por cierto, ¿a alguien más le recuerda el rubio, que está
enrollado con la reina, al príncipe Encantador de Shrek?
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