La Armada expedienta al cabo que denunció anomalías en el siniestro de la “Extremadura”
CARMELA LÓPEZ > FERROL
El Ministerio de Defensa ha abierto un expediente disciplinario al cabo primero Jorge Gago Chao, que deberá personarse mañana, viernes, en las oficinas de la Asesoría Jurídica de la Armada en Ferrol para prestar declaración al respecto, pudiendo ser asistido por un abogado.
El expedientado es el militar profesional que denunció públicamente la existencia de supuestas irregularidades en el accidente de la fragata “Extremadura”, en el que perdieron la vida un cabo primero y un marinero. La esposa del afectado, Sonia Suárez Muñiz, sostiene que se trata de una represalia por haber dado a conocer lo ocurrido y con la intención de “taparle la boca y meterle miedo”, pero asegura que tanto él como ella van a luchar “para que en este país se sepa toda la verdad de lo ocurrido en la fragata ‘Extremadura”. Sonia Suárez Muñiz manifiesta estar sufriendo el mismo infierno o más que el que padece su marido “después de denunciar las irregularidades en el accidente de la fragata, donde murieron dos personas, una de ellas nuestro gran amigo Pachi”. Según la esposa del cabo primero Gago Chao, “las manos negras existen en la Armada; existen personas sin honor que se hacen llamar a si mismos patriotas, y que no hacen otra cosa que tapar las negligencias que otros cometen. Son ellos los que manchan el honor de la Armada Española; son ellos los que no quieren transparencia y claridad”. Sonia Suárez incide en que su marido no se calla porque no quiere formar parte de dos supuestos homicidios imprudentes, que se produjeron el 19 de diciembre de 2005. Según precisa, él avisó con antelación de que las calderas deberían de haberse apagado, insistiendo en que podía morir gente, pero no le hicieron caso. “Al contrario -añade la esposa del afectado-, después de ser el único valiente en declarar en contra de la mencionada institución, y de contar la verdad que ha sufrido desde el año 2005, quieren hacerle la vida imposible”. En esta línea, explica que primero fue un psiquiatra de la Armada el que le indicó que salir en la prensa es perjudicial para la salud, “y ahora le abren un expediente disciplinario para privarle de su libertad por ser consecuente en su orgullo y en su honor, y no callar todo aquello que la Armada no desea que se sepa”. Sonia Suárez desea informar a las autoridades de que su marido no está solo, porque ella luchará con él para que se sepa la verdad. “Por las secuelas psicológicas que padecemos desde hace más de dos años -señala la mujer-, la Armada debería recompensarnos; deberían entregar a mi marido una medalla al valor y no una felicitación en sus informes para callarle la boca”. La esposa del cabo primero Gago Chao manifiesta, asimismo, que hace unos días recibieron en su domicilio un escrito en el que lo citan para declarar en un expediente disciplinario, por lo que deberá comparecer ante un oficial instructor a las doce del mediodía de mañana, viernes, en las oficinas de la Asesoría Jurídica de la Armada. “ A buen seguro que querrán condenarlo por decir la verdad -concluye la mujer-; quieren tapar su boca y meterle miedo; quieren condenarlo a prisión y separarlo de su familia, que somos su hija y yo. Pero no lo consentiré y él tampoco, ya que lucharemos hasta el final con todas las consecuencias”.
ROCÍO PITA PARADA > FERROL
Por orden del Ministerio de Defensa no hubo declaraciones oficiales, pero la intervención de la fragata “Méndez Núñez” en el caso del secuestro del pesquero vasco “Playa de Bakio” era el tema de todas las conversaciones a pie de muelle. Hubo emoción en el regreso de la F-104 a Ferrol, pero también críticas por la falta de comunicación impuesta a la dotación.
Después de unos 100 días fuera de la base, la fragata “Méndez Núñez” hacía ayer su entrada en el Arsenal Militar de Ferrol cuando aún no eran las 09.30 horas. Una vez más, la emoción esperaba a pie de muelle. Los saludos desde la borda eran devueltos por los centenares de familiares y amigos de los 200 tripulantes de la F-104 entre el sonido de la bocina y los pasodobles y marchas interpretados por la banda de música de Infantería de Marina. Las labores de atraque dejaban paso al desembarco y a la esperada bienvenida: besos, abrazos, lágrimas y la constatación de que unos y otros, viajeros y familiares, se encontraban en perfecto estado. Sin embargo, sobre estas estampas, más o menos habituales tras cada misión, se extendía omnipresente la reciente intervención de la F-104 en el caso del secuestro en aguas somalíes del pesquero vasco “Playa de Bakio”. Lo anunciaba la bandera pirata de fondo negro y con calavera blanca enarbolada por la tripulación en la banda de babor. Y también las conversaciones de bienvenida: “¿Qué tal con los piratas? ¿Los has visto?”, preguntaba un infante de Marina del Tercio Norte a otro que viajó a bordo de la fragata junto a un equipo de operaciones especiales formado por una docena de compañeros. Ellos fueron los que más cerca estuvieron y en ellos recayó buena parte de la operación, una misión que fue sólo de presencia en la zona del secuestro, según informó el Gobierno. La fragata redobló su vigilancia, mientras los infantes de Marina desembarcaron de la unidad y en embarcaciones neumáticas de tipo RIHB patrullaron en aguas próximas al “Playa de Bakio” durante los últimos días del secuestro. Una vez resuelto el conflicto, la F-104 acompañó al pesquero hasta las islas Seychelles, desde donde los pescadores emprendieron su regreso a España, hace tres semanas. Tras la liberación, el pasado 30 de abril, hubo intercambio de personal entre uno y otro navío, embarcando militares en el atunero y los secuestrados en la fragata. A bordo de la F-104, personal de la dotación prestó atención sanitaria a los retenidos. “La vida a bordo es siempre lo mismo, haciendo simulacros y ejercicios. La diferencia es que esta vez el simulacro era real”, describía uno de los militares sobre la operación en Somalia. Lo peor, dijo, fue que “casi cuando volvíamos para casa tuvimos que dar media vuelta”, añadiendo más días de navegación a su participación en el ejercicio “Orion 08” y, sobre todo, un riesgo incierto. Prohibición > Desde el Ministerio de Defensa se prohibió que el comandante de la F-104, el capitán de fragata vigués Eugenio Díaz del Río Jáudenes, hablase con los medios de comunicación, ni siquiera sobre la misión que llevó al buque hasta el Mar Rojo y el océano Índico, participando en un ejercicio de la Royal Navy en torno al portaaviones británico “Illustrious”. Tampoco hicieron declaraciones al respecto las autoridades militares presentes en la bienvenida: ni el nuevo almirante del Arsenal, Santiago Bolíbar, que estrenaba oficialmente su cargo ayer, tras la toma de posesión del martes, ni el jefe de la 31ª Escuadrilla de Escoltas, el capitán de navío Manuel Garat Caramé, que dirige la agrupación de fragatas con base en Ferrol. Pero lo que no logró impedir el Gobierno fue que los familiares y también miembros de la tripulación expresasen sus quejas por la política comunicativa impuesta. “Nos enteramos por la televisión de que la fragata iba a ir a Somalia”, protestaba la mujer de un sargento. “Nos impidieron llamar a nuestras familias”, denunciaba a pocos metros un marinero, cuya madre precisó que “estuvimos más de una semana sin poder hablar con él”. Sobre todo, apuntó el militar, cuando los mandos pidieron sus datos para avisar a las familias, “cosa que no hicieron”, aseguró. La emoción no ocultaba ayer el enfado de muchos familiares por la incomunicación a la que se sometió a la dotación. Padres, hermanos y parejas de los embarcados admitieron haberse sentido “asustados”, “con gran incertidumbre” y, sobre todo, “preocupados” por la falta de noticias durante esos días. Y no todos fueron tan comprensivos como Montse, la mujer de otro sargento, que resumía: “Sentí preocupación, pero éste es su trabajo, y yo lo comprendí”. Ahora intentarán olvidarlo. A la dotación le esperan unas merecidas vacaciones después de haber pasado cuatro de los últimos nueve meses navegando. La mayoría empezaron ayer el descanso con unos días de permiso, y, sobre todo, con la tranquilidad de saber que la F-104 no se hará otra vez a la mar en una nueva misión internacional hasta septiembre.
2 comentarios:
.-Sí señor, honor es honestidad y transparencia. Por eso, y para que la Armada sea mejor, hay que denunciar hasta las últimas consecuencias cualquier anomalía o irregularidad para que hechos desgraciados como el de la Extremadura, no vuelvan a ocurrir.
.-Desde Cosas y Casos de Andybel todo nuestro apoyo y consideración.
Hay muchas cosas oscuras tapadas tras el accidente de la Extremadura y no se debería de echar tierra sobre ella.
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