FARO DE VIGO
Un arrastrero de Marín pesca un insólito tiburón prehistórico en aguas gallegas
Los biólogos del Cemma destacan que aportará luz sobre una especie desconocida
S. PENELAS Surca los océanos del planeta desde épocas prehistóricas pero está rodeado de misterio. Su temible aspecto impresionó al pescador japonés que capturó al primer ejemplar de tiburón duende en 1897 y, desde entonces, las escasas apariciones de ejemplares apenas superan las setenta en todo el mundo. Dos de ellas han tenido lugar en aguas gallegas y curiosamente ambas se produjeron gracias a las redes del Gonzacove Uno, un palangrero con base en Marín.
La tripulación dio aviso de esta segunda captura accidental a la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Mariños (Cemma), cuyos expertos ya han registrado biometrías y demás datos de interés. El tiburón apareció en las redes cuando el buque faenaba a principios de febrero a cuatrocientos metros de profundidad frente a las costas gallegas y se trata de un macho de 161 centímetros de longitud.
"Esta especie vive a más de doscientos metros de profundidad y puede llegar a miles. Este ejemplar apareció al borde del acantilado de la plataforma gallega", explica Alfredo López, responsable del Cemma.
Ambas capturas certifican la existencia frente a las costas gallegas de una especie de la que se ignora casi todo. "Hay muy poca información en todo el mundo porque los ejemplares localizados son muy escasos. Por eso es tan importante que los pescadores nos avisasen. Nosotros vamos a elaborar un trabajo científico para darle difusión en ámbitos especializados y que resultarán de interés para otros expertos", destaca López.
Además de los datos, quienes deseen contemplar de cerca al imponente escualo podrán acercarse al Museo de la Sociedad Gallega de Historia Natural en Ferrol, donde será expuesto junto al primer ejemplar capturado en una vitrina especial para sus dimensiones. Mientras se construye el que será su último destino, el tiburón permanece congelado.
Según las explicaciones del propio Cemma, los paleontólogos relacionan al tiburón duende (Mitsukurina owstoni) con dos especies fósiles del Cretácico. De color grisáceo y rosado, destaca por su alargado hocico cartilaginoso con forma de espada plana y por su mandíbula retráctil, una característica de los tiburones primitivos. Cuando la proyecta hacia el exterior para capturar a sus presas parece contar con dos bocas.
La especie puede llegar a medir hasta cuatro metros y, aunque se desconoce el tamaño de las crías recién nacidas, se cree que la reproducción es ovovivípara.
Este escualo vive en todos los océanos aunque solo existen seis registros en la costa atlántica europea. El anterior ejemplar localizado en aguas gallegas por el barco marinense en 2003 medía 122 centímetros.
A pesar de tan extraños hallazgos, lo cierto es que frente a las costas de la comunidad se localizan poblaciones de otros tiburones más comunes y bien conocidos por los pescadores, pero sobre los que todavía no existen demasiados estudios.
Las especies más comunes son la tintorera y los marrajos azules, aunque también habita en nuestras aguas el tiburón zorro. Desde hace algunos años, biólogos del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC de Vigo y la asociación Axena marcan ejemplares para su estudio y trabajan en la colocación de cámaras sobre los escualos.
Un arrastrero de Marín pesca un insólito tiburón prehistórico en aguas gallegas
Los biólogos del Cemma destacan que aportará luz sobre una especie desconocida
S. PENELAS Surca los océanos del planeta desde épocas prehistóricas pero está rodeado de misterio. Su temible aspecto impresionó al pescador japonés que capturó al primer ejemplar de tiburón duende en 1897 y, desde entonces, las escasas apariciones de ejemplares apenas superan las setenta en todo el mundo. Dos de ellas han tenido lugar en aguas gallegas y curiosamente ambas se produjeron gracias a las redes del Gonzacove Uno, un palangrero con base en Marín.
La tripulación dio aviso de esta segunda captura accidental a la Coordinadora para el Estudio de Mamíferos Mariños (Cemma), cuyos expertos ya han registrado biometrías y demás datos de interés. El tiburón apareció en las redes cuando el buque faenaba a principios de febrero a cuatrocientos metros de profundidad frente a las costas gallegas y se trata de un macho de 161 centímetros de longitud.
"Esta especie vive a más de doscientos metros de profundidad y puede llegar a miles. Este ejemplar apareció al borde del acantilado de la plataforma gallega", explica Alfredo López, responsable del Cemma.
Ambas capturas certifican la existencia frente a las costas gallegas de una especie de la que se ignora casi todo. "Hay muy poca información en todo el mundo porque los ejemplares localizados son muy escasos. Por eso es tan importante que los pescadores nos avisasen. Nosotros vamos a elaborar un trabajo científico para darle difusión en ámbitos especializados y que resultarán de interés para otros expertos", destaca López.
Además de los datos, quienes deseen contemplar de cerca al imponente escualo podrán acercarse al Museo de la Sociedad Gallega de Historia Natural en Ferrol, donde será expuesto junto al primer ejemplar capturado en una vitrina especial para sus dimensiones. Mientras se construye el que será su último destino, el tiburón permanece congelado.
Según las explicaciones del propio Cemma, los paleontólogos relacionan al tiburón duende (Mitsukurina owstoni) con dos especies fósiles del Cretácico. De color grisáceo y rosado, destaca por su alargado hocico cartilaginoso con forma de espada plana y por su mandíbula retráctil, una característica de los tiburones primitivos. Cuando la proyecta hacia el exterior para capturar a sus presas parece contar con dos bocas.
La especie puede llegar a medir hasta cuatro metros y, aunque se desconoce el tamaño de las crías recién nacidas, se cree que la reproducción es ovovivípara.
Este escualo vive en todos los océanos aunque solo existen seis registros en la costa atlántica europea. El anterior ejemplar localizado en aguas gallegas por el barco marinense en 2003 medía 122 centímetros.
A pesar de tan extraños hallazgos, lo cierto es que frente a las costas de la comunidad se localizan poblaciones de otros tiburones más comunes y bien conocidos por los pescadores, pero sobre los que todavía no existen demasiados estudios.
Las especies más comunes son la tintorera y los marrajos azules, aunque también habita en nuestras aguas el tiburón zorro. Desde hace algunos años, biólogos del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC de Vigo y la asociación Axena marcan ejemplares para su estudio y trabajan en la colocación de cámaras sobre los escualos.
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