martes, mayo 08, 2012

8 de Mayo de 2012

EL PAÍS


El ‘Príncipe de Asturias’ y dos fragatas quedarían en “actividad restringida”
Los expertos creen que la paralización es el primer paso para el desguace
Mantener operativo el portaaeronaves cuesta unos 30 millones al año

El Cuartel General de la Armada está estudiando paralizar el portaaviones Príncipe de Asturias y dos de las seis fragatas de la clase Santa María (F-80) dentro de un drástico plan para ahorrar gastos de mantenimiento.
Técnicamente, se trata de dejar estos buques en “actividad restringida”, a la espera de que en el futuro sea posible recuperar su operatividad plena. Los expertos consideran, sin embargo, que se trata de un primer paso para su baja definitiva. Y ello por tres razones: porque no hay perspectivas de que la situación presupuestaria mejore a medio plazo, porque los barcos se deterioran con gran rapidez si no se utilizan y porque, debido a su antigüedad, su puesta a punto requeriría cuantiosas inversiones cuya rentabilidad resulta más que dudosa.
La decisión sobre el futuro del Príncipe de Asturias se tomará “al máximo nivel político”, según fuentes de la Armada, debido a su alto nivel simbólico. No es para menos: se trata del único portaaviones con el que cuenta España y, como tal, constituye un elemento disuasorio de primer orden. Su mera presencia en la proximidad de un escenario de conflicto, aunque sea en actitud pacífica y en aguas internacionales, constituye uno de los mensajes políticos más contundentes que pueden enviarse.
El Príncipe de Asturias (R-11) entró en servicio en 1988, por lo que en 2018 cumplirá tres décadas, que es el ciclo de vida habitual de un buque de guerra. A mitad del mismo, en 2003, estaba previsto someterlo a unas profundas obras de remozamiento y modernización; sin embargo, estas nunca se realizaron debido a su elevado coste, unos 400 millones de euros, por lo que el portaaviones arrastra cada vez más achaques y gran parte de sus equipos están obsoletos.
Aunque no se haya declarado oficialmente, su actividad está ya muy limitada y no participa en grandes maniobras multinacionales. Solo en ejercicios cerca de su base de Rota, como los que hizo en abril pasado en el golfo de Cádiz para que los pilotos de los aviones Harrier pudieran obtener su calificación.
Precisamente, el hecho de que en los próximos meses vaya a incorporarse definitivamente a la Armada el buque de proyección estratégica LHD Juan Carlos I, ahora en periodo de pruebas, hará menos imprescindible el Príncipe de Asturias. El LHD no es un portaaviones, pero dispone de una pista en cubierta para aeronaves, lo que permitirá a los pilotos realizar las pruebas necesarias para mantener su aptitud para el combate.
En todo caso, España no sería el primer país que se queda sin portaaviones. Un país de fuerte tradición bélica como Reino Unido no tiene ninguno desde que, a finales de 2010, se anunció el desguace del Ark Royal, lo que ha obligado a pilotos británicos a entrenarse en el Príncipe de Asturias. También es cierto que la Royal Navy está construyendo dos portaaviones y ni los más optimistas creen que la Armada española encargue uno a medio plazo.
La razón estriba en su cuantioso coste. Solo mantener el Príncipe de Asturias cuesta unos 30 millones al año, y el presupuesto total de la Armada es de 903 millones, un 10% inferior al de 2011. El capítulo 2, que incluye el mantenimiento de buques, se ha reducido un 25% en los últimos cuatro años.
Ello ha llevado a la Armada a dar de baja este año el buque de desembarco Pizarro (que se compró de segunda mano a EE UU en 1995), la antigua corbeta Diana (lo que ha obligado a España a renunciar al mando rotatorio de la flota de cazaminas de la OTAN) y el patrullero de altura Chilreu (cuya actividad ha dejado de financiar la Secretaría General del Mar, del Ministerio de Agricultura). Además, según un portavoz de la Marina de Guerra, “se está realizando un estudio para evaluar los gastos de mantenimiento de cada uno de los buques. En función de sus resultados, se dará de baja o se pasará a actividad reducida alguno más”.
 
LA VOZ DE GALICIA


Los ajustes fuerzan a los armadores a asumir el 25 % que pagaba el Estado

espe abuín
redacción / la voz  08 de mayo de 2012 05:00

Lo decía el jueves el comandante del buque de aprovisionamiento en combate Patiño, Enrique Cubeiro, a su llegada a Ferrol: el riesgo de piratería en el Índico sigue siendo todavía muy elevado. Y lo dice una persona que ha visto cómo desde un esquife de escasos metros de eslora la emprendían a tiros contra un buque de guerra creyendo que era un mercante.
Y si no está seguro un buque de la Armada, menos pueden estarlo los atuneros que faenan en aguas del Índico, sea frente a Somalia, rumbo a la India, o en el canal de Mozambique, donde cayó hace dieciséis meses el palangrero gallego Vega 5.
«Es cierto que en España ya no se habla tanto del problema, pero sigue igual o peor que antes. Lo que ocurre es que ahora los barcos españoles llevan seguridad privada y no han sufrido secuestros. Pero los delincuentes somalíes todavía tienen retenidos a más de un centenar de tripulantes», dice Moisés Rey, de Europea de Túnidos, la armadora del Albacora IV, el único atunero de la flota española con base en Galicia.
Así que los agentes de seguridad se han convertido en un insumo más, tan necesarios como los mismos aparejos. Pensar en prescindir del servicio ahora que el Ministerio de Agricultura ha anunciado que va a dejar de aportar el 25 % del coste de la protección es «impensable». Más todavía: «Sería un acto de irresponsabilidad por nuestra parte», añade Rey.
Militares
Los armadores deben costear ese servicio sí o sí. Sobre todo desde que Defensa atajó de raíz cualquier intento de enzarzarse en un debate sobre la posibilidad de embarcar infantes de marina en los atuneros. El Gobierno cree que es suficiente con los 140,8 millones que ha presupuestado para la operación Atalanta, que debe ser el único capítulo que crece en las cuentas de Defensa. Y que la austeridad y los recortes en marcha no permiten seguir costeando el 25 % de la seguridad con el dinero del Estado.
Al menos, el otro 25 % que sufragaban con ayudas públicas de las arcas autonómicas sigue en pie. Pero los armadores tendrán que asumir el 75 % del coste global de un servicio que, según fuentes del sector, sobrepasa los 400.000 euros al año. Y eso, con ejercicios de ahorro, prescindiendo de un agente cuando es posible. Lo habitual es que cada atunero embarque cuatro, pero en época monzónica, cuando los esquifes piratas apenas pueden actuar, la plantilla se reduce a tres personas.

ARMADA ESPAÑOLA


La misión del buque de la Armada será la vigilancia e inspección de la flota pesquera y su flota auxiliar que faenen en los caladeros del Mediterráneo Occidental

lunes, 07 de mayo de 2012

Como parte del Plan General de Vigilancia de Pesca del año 2012, el patrullero de altura ‘Tarifa’ ha partido esta tarde del Arsenal Militar de Cartagena para participar en el Plan de Despliegue Conjunto Internacional en aguas del mar Balear para la campaña del Atún Rojo.
La misión del buque de la Armada, que se desarrollará del 15 de mayo al 15 de junio, será la vigilancia e inspección de la flota pesquera y su flota auxiliar de cebo vivo, cañas, líneas, palangre y cerco de atún, así como de las actividades de las jaulas remolcadas y de las granjas de engorde. De esta forma, el patrullero colaborará en la protección de esta especie, controlando que se cumple toda la normativa referente a vedas, artes y zonas autorizadas para dicha pesca.
Antes de comenzar la campaña, el ‘Tarifa’ colaborará en el adiestramiento de nuevos inspectores en aguas próximas a Alicante. Estos ejercicios incluirán el adiestramiento aeronaval de un helicóptero de la Secretaría General del Mar (SEGEMAR).
Para la realización de los cometidos asignados se contará con la presencia a bordo de un inspector de la Secretaría General del Mar, otro procedente de un país de la Unión Europea, y de un coordinador de la Agencia de Control de Pesca de la Unión Europea. Este último organismo, que tiene su sede en Vigo, se encarga de coordinar las actividades de vigilancia y control de esta pesquería, y de proporcionar la adecuada información a barcos como el ‘Tarifa’ para el desempeño de sus funciones.
El patrullero también contará con la presencia de dos guardias marinas en prácticas, que ampliarán su adiestramiento participando en una campaña de vigilancia de pesca internacional.
  

2 comentarios:

Jose dijo...

Nada, que nos quedamos sin porta. En fin, era de esperar. Ahora se le exigirá al BPE más de lo que puede dar. Esto significa que a la hora de una operación real en otra parte del mundo, o lo llevamos cargado con la IM, o con la FLOAN.

Un saludo.

Javier dijo...

A este paso, nos quedamos solo con el "Hundir la Flota"...