lunes, marzo 26, 2007

26 de Marzo de 2007

ABC

El «rey» de la Armada de España

TEXTO PABLO MINGOTE

PORTAAVIONES PRÍNCIPE DE ASTURIAS. 16:00 horas Zulú. El Príncipe de Asturias localiza y repele a dos aviones enemigos tipo Harrier que pretendían atacar al Grupo de Combate español en el Mediterráneo. Amenaza neutralizada y éxito total.
Es uno de los «juegos» de guerra que se desarrollan estos días dentro del Galiber-07, unos ejercicios de adestramiento avanzado de la Armada en aguas del Mediterráneo y el Atlántico que comenzaron en febrero y concluirán el día 30 de este mes. El contraalmirante Santiago Bolíbar, un gallego afable que acoge al visitante para que se sienta como en su casa, comenta con orgullo que las maniobras «se están desarrollando muy satisfactoriamente», con los únicos contratiempos causados por «la mala mar», es decir, «se ha hecho todo y prácticamente como estaba planeado».
Ese «todo» incluye una gran variedad de acciones de guerra litoral, tales como el bombardeo de objetivos fijos y móviles, acciones evasivas, defensa de los buques... Los Harrier II plus -los más modernos de la Armada- han realizado multitud de ejercicios de intercepción, defensa y ataque.
El Príncipe -así lo llaman los marineros de forma cariñosa- es el buque insignia de la Armada, «junto con el Juan Sebastián de Elcano» se apresura a precisar el comandante, Fernando de Querol, y asimismo es el núcleo del Grupo de Proyección de la Armada. Con capacidad para transportar 29 aeronaves -entre helicópteros y cazas-, este «pueblo flotante» ha demostrado que España es perfectamente capaz de mantener una fuerza de combate plenamente operativa en el Mediterráneo.
En el barco hay una gran actividad en todos los pasillos, eso sí, siempre de forma precisa y ordenada. En el Príncipe, además de marinos, pilotos e infantes de marina -encargados de la seguridad y de misiones de abordaje- se pueden encontrar bomberos, personal sanitario -cirujanos, dentista, anestesista, enfermeros-, así como panadería y pastelería, sastrería -comandada por el único civil que trabaja en el navío-, peluquería, gimnasio y una tienda, además de varias cámaras para el esparcimiento de la tripulación (oficiales, suboficiales y marineros tienen sus espacios diferenciados y no se mezclan. No es discriminación, todos coinciden en que es bueno «perder de vista al jefe») . El encargado de la tienda, uno de los espacios clave, el cabo mayor Alberto Casado, un veterano que lleva 12 años prestando servicio en el portaaviones, cuenta que lo que más se vende «son las chucherías», para cuando «salen de paseo o las pipas para la película».
Alberto está satisfecho. «La Armada me ha aportado mucho, sobre todo amistades», asegura el marino de 42 años que, con una media sonrisa, recuerda que llegó al barco cuando era joven «forzado, no quería venir» pero «cuando me podía haber ido, me quedé».
Sobre las condiciones de vida «no se lleva mal porque es un barco cómodo» dice el cabo mayor, «aunque parezca Alcatraz por la cantidad de puertas, se puede pasear y hacer ejercicio».

Un premio
El Príncipe de Asturias, aunque en ocasiones no se quiera reconocer, es uno de los destinos más atractivos dentro de la Armada. El comandante Fernando de Querol afirma que es «un destino más», aunque en el fondo admite que hay «un atractivo que depende de la imagen del barco y de las misiones que se realizan».
Para Joaquín Fernández de los Ríos, teniente de navío y piloto de Harrier, el portaaviones supone la culminación de su objetivo cuando entró en la Armada: «Mi ilusión era volar». Tras nueve años de duro adiestramiento -academias, oposiciones, la Escuela Naval de Marín, servicio en una fragata, cursos de vuelo, entrenamiento de casi tres años en EE. UU., adaptación al portaaviones- ha logrado pilotar una máquina que alcanza casi una velocidad de Match 1 y es «probablemente el avión más raro que existe». Joaquín todavía se pone «algo nervioso, porque soy el nuevo». No es para menos. Cuando el avión se aproxima al barco para aterrizar va «a unos 800 km/h». «Cada vez que sales a volar tienes que estar muy pendiente de lo que haces» comenta el piloto, que indica que «si te despistas un segundo, literalmente un segundo, metes el avión en el agua». Los cazas juegan un papel fundamental en la vida del portaaviones. En la cámara de oficiales, justo debajo de la pista de despegue y aterrizaje, el encargado del bar admite que «al principio el estruendo de los Harrier te pega unos sustos tremendos, luego, con el paso de los días, te acabas acostumbrando».

Un buen rancho
Una de las cosas fundamentales en la vida a bordo es la alimentación. «La comida del barco es buena, realmente buena», asevera el contraalmirante mientras degusta un estofado. Los marineros tiene que tener energía para dura vida que se lleva en el portaaviones, donde todo el mundo trabaja doce horas diarias divididas en dos turnos de seis horas.
El barco tiene una capacidad máxima de almacenamiento de comida para 30 días. Cuando hay que alimentar a tanta gente -una dotación de 572 personas más una unidad aérea de 208- el aprovisionamiento y la planificación de los menús es un verdadero ejercicio de logística. «Primero se consumen los alimentos perecederos y luego los congelados» revela el cocinero jefe de la fragata Almirante Juan de Borbón -una de las escoltas de los ejercicios Galiber-07-, quien asegura que «no es ninguna tontería, hay que prever lo que se va a consumir antes para colocarlo en las cámaras». Los cocineros reciben un curso de dietética para que la dieta sea equilibrada y variada.
El tercer portaaviones de la historia de la Armada y octavo buque bautizado como Príncipe de Asturias va a pasar seis meses en el dique seco a partir del 1 de julio de este año, Se van a acometer unas obras de modernización de los camarotes y los aseos, se dará mucha más luz en todo el navío y se renovará el mobiliario. El objetivo es hacer más cómodo el buque que ahora mismo se encuentra a la mitad de su vida útil.
También está previsto que en el 2009 el Príncipe esté un año y medio en los astilleros para que se modernicen todos sus sistemas. Precisamente en ese año entrará en servicio el buque de Proyección Estratégica -una suerte de portaaviones combinado con un dique para operaciones anfibias-, que probablemente recibirá el nombre de Rey Juan Carlos.

«Un trozo de España»
El contraalmirante Bolíbar también quiere que se tenga en cuenta la importancia del portaaviones en puertos extranjeros ya que «llevamos un trozo de España así como un mensaje, primero, de amistad y colaboración, y segundo, una muestra de la tecnología y de la capacidad de mantener una fuerza operativa en el Mediterráneo».
Además, el Galiber ha representado una nueva oportunidad para comprobar las buenas relaciones entre la Armada, la OTAN y los países del Diálogo Mediterráneo. En las maniobras han participado Francia, Italia, Grecia, Turquía y Marruecos. Entre los más destacable se cuenta la integración absoluta de la fragata francesa Jean Bart en elgrupo de combate, una experiencia «francamente buena».
A la hora de hablar de victorias o fracasos el contraalmirante no quiere decir nada, aunque por su sonrisa todo indica que el Príncipe de Asturias ha salido muy bien parado en los enfrentamientos contra los participantes en los ejercicios, en especial contra franceses e italianos.

«Una decisión totalmente acertada»

Carmen Ciudad Camacho es marinero con especialidad de electrónica del Príncipe de Asturias. Natural de Ciudad Real, esta joven de 25 años es una de las más de 100 mujeres a bordo del portaaviones. Empezó a estudiar Derecho pero la cosa no resultó ser lo que esperaba, por lo que decidió seguir la carrera militar influida por su hermano, que está en el Ejército de Tierra. A la hora de elegir destino lo que más influyó fue «uno de los mayores atractivos de la Armada: viajar».
Lejos de ser «la que tiene que limpiar o planchar» -una broma que a veces le gastan sus compañeros aunque «sin machismo», apuntilla-, su tarea se desarrolla en el lugar de más acción del barco, en la cubierta de vuelo. Carmen apoya a los suboficiales que coordinan los equipos de control del tráfico aéreo.
Pese a que sus amigos le decían «que no iba a durar ni cinco días», su ingreso en las Fuerzas Armadas fue «una decisión totalmente acertada», por lo que anima «a toda la gente que tenga inquietudes a apuntarse a la Armada», un cuerpo en el que «el trabajo se valora y te sientes reconocido». Eso sí, esta marinero reivindica lo que la práctica la totalidad de los españoles haría: pedir «una mejora salarial».
Sobre el machismo Carmen lo tiene claro: «No hay ningún problema, se nos trata igual para bien o para mal. Si una persona trabaja bien, qué más da que sea hombre o mujer».
Lo que peor se lleva es, sin duda, «estar lejos de la familia». Algo que comienza a pasar factura cuando se lleva un par de meses embarcado, un tiempo que «se hace un poco largo».
Y que la llamen marinero, «que no marinera, que es la chaqueta que llevamos cuando vamos de bonito».

ELPAÍS

Blair califica de "muy grave" la captura por Irán de 15 militares británicos

Teherán anuncia que suspende parcialmente su cooperación con el OIEA

El primer ministro británico, Tony Blair, calificó ayer de "muy grave" la captura, el viernes por fuerzas iraníes, de 15 marinos británicos al norte del golfo Pérsico, incidente que calificó de "injustificado y equivocado". Blair dijo que "simplemente no es cierto" que los militares estuvieran en aguas iraníes cuando fueron arrestados, y añadió que espera que la crisis pueda resolverse por la vía diplomática. Mientras, Teherán anunció que suspende parcialmente su cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

El primer ministro, que se encontraba en Berlín, donde se celebraba la cumbre europea por los 50 años del Tratado de Roma, añadió que no había querido hacer ningún comentario porque quería resolver la situación fácilmente. "Es más importante el bienestar de la gente capturada por el Gobierno iraní", dijo Blair, quien recalcó que ésta "es una situación muy grave", y añadió que se ha enviado a Teherán un mensaje claro para que los militares sean liberados. "No deberían tener duda alguna sobre la seriedad de este acto; sobre lo injustificado y equivocado que es".

El ministro de Exteriores iraní, Manuchehr Mottaki, señaló ayer que su país se está planteando presentar cargos contra los marinos por entrar ilegalmente en sus aguas territoriales. Mottaki se encuentra en Nueva York, donde asistió a la reunión del Consejo de Seguridad, que decidió nuevas sanciones contra su país por negarse a interrumpir su programa nuclear.

El embajador británico, Geoffrey Adams, mantuvo un encuentro con un alto funcionario del Ministerio de Exteriores, Ebrahim Rahimpour, y exigió ver a los marinos capturados, que han sido trasladados a Teherán. El Ministerio británico de Exteriores ha convocado dos veces al embajador iraní en Londres, Rasul Mavahedian, para exigirle la inmediata puesta en libertad de los militares, que pertenecen a la fragata Cornwall.

El Reino Unido insiste en que los 15 fueron capturados por la fuerza naval iraní en aguas territoriales iraquíes en el norte del golfo Pérsico, pero Teherán afirma que entraron en aguas iraníes. Según Londres, el grupo capturado había inspeccionado un barco mercante cuando fueron rodeados y escoltados por buques iraníes a aguas territoriales de Irán.

Mientras, el Gobierno iraní anunció ayer que suspende parcialmente su cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Teherán responde así a la nueva resolución del Consejo de Seguridad intensificando las sanciones por su negativa a renunciar al enriquecimiento de uranio, algo que el presidente, Mahmud Ahmadineyad, reitera en su página web que no va a suceder.

"De acuerdo con la decisión del Parlamento de limitar la cooperación de Irán con el OIEA, el Gobierno ha decidido suspender parcialmente esa cooperación hasta que el dossier nuclear iraní sea devuelto a esa agencia por el Consejo de Seguridad", declaró el ministro de Justicia y portavoz del Ejecutivo, Gholamhosein Elham, citado por la agencia oficial Irna. Elham recordó que la cooperación con el OIEA iba más allá de lo que exige el Tratado de No Proliferación, ya que en 2002 Irán aceptó voluntariamente el protocolo adicional y se comprometió a anunciar a esa agencia cualquier plan para construir una nueva instalación nuclear.

La decisión de dar marcha atrás a ese arreglo abre la puerta a que Irán pueda trabajar de forma clandestina en el enriquecimiento de uranio, lo que le permitiría acceder a material fisible necesario para fabricar armas nucleares. La determinación iraní a seguir con su programa nuclear, que insisten en que sólo tiene objetivos civiles, fue reiterada ayer por su presidente. "Tras esa resolución ilegal del Consejo de Seguridad, no habrá ni una parada de un segundo en la marcha nuclear pacífica y legal del pueblo iraní", dijo Ahmanineyad, según su página web (www.ahmadinejad.ir).



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