
Me hace gracia pensar que el mundo de Seaquest se situa dentro de una década, en 2018, con una Humanidad plenamente concienciada con el problema global medioambiental y con la importancia que siempre han tenido los océanos. A pesar de que la tecnología que se ofrecía queda aún un poco lejana (y a veces trasnochada), era una tecnología creíble ya que se fundamentaba en proyectos científicos reales y con la que, además de entretenerte, podías aprender un poco de las profundidades marinas.

El "Seaquest DSV" es un submarino de última tecnología con forma de calamar que es integrante y buque insignia de las fuerzas de la UEO, una especie de ONU de los mares cuyo papel en la serie, en su inicio, es la de presencia de paz y fomento de la ciencia. La tensión entre militares y científicos es constante y el capitán Bridger (que es militar y científico, además de padre del submarino) siempre tiene que hacer de árbitro. Al capitán Bridger le siguen otros personajes de los que destaco la eficiente jefa de ingenieros, teniente Katherine Hitchcock (Stacy Haiduk, la cual abandonó la serie tras la finalización de la primera temporada al no estar muy contenta con el desarrollo de su personaje, a pesar de que era uno de los fundamentales). Y, como toda serie dirigida a un público que abarca también la adolescencia, hubo que poner un cebo en el personaje de Lucas Wolenczak (interpretado por el malogrado Jonathan Brandis), un genio que no se sabía muy bien por qué estaba allí mas allá de por ser el creador del interpretador delfín-humano.

A pesar de que es televisión, no podemos hablar de "Seaquest DSV" como una simple serie de ciencia-ficción ya que toca elementos bastantes desconocidos para el individuo medio. Por un lado, la importancia de los oceanos dentro de nuestro ritmo de vida y en el planeta y, por otro lado, las riquezas de los fondos de los mares. Esto no es algo ajeno a los Estados y ya llevamos casi tres décadas con un Convenio del Mar que recoge una serie de aspectos, y es que las naciones hace mucho tiempo que dejaron de un lado el límite de su mar territorial en el simple disparo de cañón. Hace ya años que hablamos de zona económica exclusiva (ZEE) y mas allá. Esta nació a raíz de los progresos tecnológicos submarinos y del descubrimiento, entre otros, de los nódulos polimetálicos y del verdadero perfil del fondo del mar. Si miráis a Chile, pensaréis que es un país entre el Pacífico y los Andes muy estrecho, ¿no? Sin embargo, posee un dominio marítimo que ya lo quisieran muchos ya que llevamos décadas, como he dicho, con una regulación internacional sobre la explotación de materias en el fondo marino, cosa que se puede ver en la serie con las colonias mineras. No está tan lejano. No hace mucho que los rusos plantaron una bandera en el mismo centro del Polo Norte, pero en el lecho marino, reclamando dicha zona bajo su soberanía ante las protestas de países limítrofes, y no tan limítrofes, ya que el deshielo podría abrir el Paso del Noroeste.
Mi intención es ir comentandoos los capítulos de la serie, en su temporada Primera. Creo que es una buena idea. Espero que opinéis lo mismo.
3 comentarios:
A mi lo que me molaba era el Delfín Darwin. La primera temporada está muy bien, la segunda es infumable y la tercera, bueno, la tercera intento recuperar algo de la primera, pero no lo consiguio.
Veo que coincides, jejeje
Joer, como que la veiamos juntos. Y quien te regalo la novela? eh?, Quién?
Publicar un comentario