Durante la pasada semana, con motivo de sufrir, como todos, la ultimísima campaña televisiva contra la violencia machista, firmada por el Ministerio de Igualdad y patrocinada por nuestros bolsillos (unas perras más o menos dan igual, que para algo son fondos europeos), en uno de los vídeos se identificaba, sin ningún género de dudas, a un trasunto Pablo Motos, en modo baboso nivel supersaiyajin, ante una entrevista que se sentía, digamos, amedrentada por él.
En su día nos tragábamos en casa El Hormiguero, aunque de eso han pasado más de doce años tranquilamente. Mirad que hasta conservo un Trankas en el cristal trasero del coche, pero nada más. Me cansé de su humor repetitivo y bobo, yo y toda la familia. Es más, Motos nunca me cayó… bien, más bien me cae de orto, así que no os creáis que estoy aquí para partirme el pecho por él por cómo se le describe en un vídeo (otro más) de la campaña de acoso, derribo y fabulación orquestada por la más que, seamos suaves y no merezcamos aparecer en uno de sus vídeos, incompetente señora “ministra” Irene Montero. No, para nada, pues aquí veníamos a hablar de El Jueves, ¿no? Pero es que ambas cosas están entrelazadas y me explico.
A raíz del vídeo en cuestión, Pablo Motos reaccionó sirviéndose de su programa y subordinados para defenderse. Para ello tomó el clip real con el que los Monteritos se inspiraron para parte de su obra magna (estaban esperando que les cayera la primera nominación a los Goya), que es el de una entrevista a Elsa Pataky, también un porrón de años ha, en plena promoción de una línea de lencería bastante sugerente (la chica tampoco iba a promocionar enciclopedias). A ello, Motos sumó un sinfín de clips de entrevistas, tanto a mujeres como a hombres, en los que rezuma ese humor estúpido y, para el momento, exclusivamente escorado hacia la ropa interior. Vamos, que vas a El Hormiguero y no sales de ahí sin pregonar a los cuatro vientos y a los del SETI, si sintonizan Antena 3, si duermes con gayumbos agujereados o no.
Y, tras esta legítima réplica de Motos, me encontré con la respuesta de El Jueves a modo de tuit. Un tuit que os pongo a continuación y que me resultó harto chocante:
Ahora El Jueves, aparte de ser otro perrito faldero y desdentado del sistema y del Poder Ejecutivo, mientras Podemos agarre medio cojón de Sánchez, va dando lecciones de lo que la gente “debería hacer” o “podría haber hecho”. Me parece, sencillamente, fabuloso, digno de vomitada de Netflix.
¿Qué va a ser lo siguiente? A ver, que me lo digan ellos porque estoy que reviento de la curiosidad. ¿Una revista supuestamente satírica va a dar clases de corrección política? ¿Entre sus páginas se publicarán las líneas de conducta para el nuevo españolito? ¿Al bufón con la picha al aire le cambiará el gorro con cascabeles por la gorra de secretario político? ¿Quién sabe qué podrán estar fraguando, aparte de su repetitivo veneno (para el que nos hemos inmunizado), que arrojan a todo aquel que se descuelgue del discurso oficial y mandamientos del medioGobierno, mientras éste dure? Ya sabéis, un rostro nuevo en su lista de “fachas oficiales”, junto a Paco Pantanos, esvásticas y banderas rojigualdas (porque ya sabemos que la única legítima es la de la II República), pues hace mucha gracia, no sé ya a quién, pero gracia a alguien. Más que El Jueves, debería llamarse La Pescadilla, siempre mordiéndose la cola.
Sé que estas palabras no van a llegar ni a mil kilómetros de distancia de ninguno de los responsables ni de los dibujantes de El Jueves, esos endiosados sobre pedestales de mojón oloroso, y me importa bien poco, pero ahí las dejo para el que guste.