¡Con 31 años y a lo loco!

Antes de comenzar a escribir esta misma frase me he quedado varios instantes, no sé si largos o cortos, con la mirada clavada, pero también borrosa, sobre un 3 y un 0 de color negro. Y antes de terminar dicho conjunto de palabras con ese punto y seguido, no he podido resistirme a volver a derivar mis ojos hacia el ya viejo calendario de este año que ya se nos ha ido casi por completo. El día 30 de Diciembre de 2012. ¡Hoy mismo, para más señas! Ya llevo unas cuantas horas sumando 31 inviernos a mi existencia, cuando mi alma aún se siente, como si fuera ayer mismo, como cuando aún hacía el gilipollas en los billares en aquellos días de universidad, tan lejanos en la distancia espacial como temporal.

No, tranquilos, no estoy sufriendo de una “crisis de los 30”, aunque la calvicie feroz que ataca mi sesera (herencia familiar) no hace ningún favor al que escribe esto cuando se mira en el espejo cada mañana, aunque se acompañe de un rosario de legañas producidas por sueños extraños de duermevela.

No, no es una crisis. Que nadie se me asuste con la imagen que ilustra este post. ¡Que no! Es más, estoy seguro que ahora estoy franqueando una puerta que da a un mundo que va más allá de lo que podría imaginar. A un mundo de cuyas maravillas y senderos espero relataros. Es más, espero que vosotr@s me acompañéis. Son tantas las cosas que me pueden estar esperando tras el horizonte que forman esas cercanas islas… ¡Sí, tantas!

¡Son momentos para la épica, que no os quepa la menor duda!

¡Sobre los regalos, ya os hablaré para el año que viene, que no quedad nada!

Aprovechando la ocasión, os deseo lo mejor para este 2012 que está a puntito de llegar.

¡Fuerza y honor!