martes, diciembre 20, 2011

El caso del crucero Unebi


Eslora: 98 m. Manga: 13 m. Calado: 5,7 m. Blindaje: 102 mm. Desplazamiento: 3.672 Tons. Velocidad: 11 nudos. Armamento principal: 4 piezas de 238 mm y 7 de 150 mm. Alcance límite de sus armas principales: 8.250 metros. Tripulación al momento de la desaparición: 150-200 hombres.

Todas las marinas de guerra del mundo tienen su expediente X, y Japón no iba a ser la excepción. Estamos hablando de un crucero protegido que literalmente se esfumó del mapa sin dejar rastro alguno: el Unebi (畝傍).

Con un diseño que ya ni se ajustaba a los parámetros navales – bélicos que se estaban desarrollando a una velocidad vertiginosa, este crucero se iba construyendo en los astilleros galos de Forges et Chantiers de la Gironde, y acabó recibiendo el nombre de la montaña que fue el hogar de Jimmu Tenno, el primer emperador del Japón, según recoge la tradición mitológica shintoisma. Dicha montaña se encuentra en la prefectura de Nara, muy cerca de Asuka, la ancestral capital imperial.

Tras ser botado y probado en aguas mediterráneas, inicia, en el último tercio del año 1886, su viaje hacia Japón.

Recogemos la siguiente noticia, contenida en “El Correo Militar” de 8 de Octubre de 1886, con plaza en Madrid, en su página tercera: “Ayer salió del Havre para el Japón el gran acorazado Unebi, mandado construir por aquel gobierno en el establecimiento de la Sociedad de Forges et Cantiers de la Mediterranée.

Tiene un andar de 18 nudos y medio, o sea 34 kilómetros por hora.

Todo el barco semeja un panal, por cada una de cuyas celdillas aparece una boca de fuego. Cañones Krupp, ametralladoras, cañones revólvers, tubos lanza-torpedos, cañones de tiro rápido, etc., formando un total de 33 armas.

Las máquinas tienen una fuerza nominal de 7.000 caballos, y emplean treinta y seis hombres. Al mismo tiempo que las hélices mueven las gruas, destilan el agua y producen la electricidad. Esta mueve, a su vez, los tubos lanzatorpedos.

La cámara del almirante es una maravilla de lujo.

El acorazado montará 400 hombres y 20 oficiales, todos japoneses.

Ha costado ocho millones de pesetas."

Contaba con propulsión de vapor, aunque se podía apoyar en el aparejo vélico, pero esto no es destacable: su diseño denunciaba ciertas carencias y desproporciones (como se puede apreciar en una pequeña noticia que reseña la no constancia de nuevas sobre el paradero del Unebi (11 de Junio de 1887 Grey River Angus)), todo ello pese a asegurarse que era perfecto para su cometido y área de operaciones.

¿Su excesivo armamento y su línea, totalmente inadecuada para enfrentarse a las terribles tempestades que azotan las latitudes del Imperio, sellaron su destino? Todo parece que sí.

El 11 de Febrero de 1887, el “London and China Express” recogía la crítica de uno de los oficiales del Unebi cuando arribaron a Suez, indicando que habían sufrido un tiempo muy duro y que el excesivo armamento había puesto en peligro al buque continuamente.



La terrible búsqueda

He dicho viaje "hacia Japón" y no hasta, ya que en Diciembre, en algún punto entre Singapur (último puerto donde arribó) y Yokohama, en el bravo e intempestuoso mar del Sur de China, el crucero desaparece. No se encontraron supervivientes ni restos flotando en la superficie. Nadie consigue dar una respuesta clara sobre el destino del Unebi. El mar se lo había tragado en algún punto de una carta náutica. Otra tumba silente más.

El barco de guerra Nagata Maru fue uno de los buques enviados en busca del infortunado Unebi. Arriba a Manila el 28 de Enero sin haber obtenido rastro alguno del infortunado crucero acorazado y su tripulación. En palabras dirigidas al “Diario de Manila”, la pista que se seguía era la posible ruta a seguir barajando la costa filipina.

Muchas teorías rodeaban a la desaparición del Unebi, y una parecía ganar más adeptos: el acorazado se quedó sin provisiones de carbón y, falto de esencia para sus calderas, tuvo que continuar viaje con la única ayuda de su aparejo de vela, adentrándose en el océano Pacífico. La única base sólida para considerar esta teoría como la correcta es que el párroco de Ibsjay, en las islas de la provincia de Batanes (Norte de Filipinas), asegura que un buque cuya descripción coincide con la del desaparecido, pasó por dicha zona el 12 de Enero. Pero, ¿Por qué no daría comunicación de su posición y de sus problemas? ¿Por qué no trató de ganar puerto en Filipinas?

A mediados del propio mes de Enero de 1887, tras 40 días sin noticias, se tenía ya la certeza de que había perdido la batalla contra el Gigante azul y las compañías aseguradoras temblaban, ya que estaba asegurado en 300.000 libras esterlinas.

Al fin, el 19 de Octubre de 1887, la Armada Imperial da de baja definitiva en su lista oficial al Unebi, sentando el único registro en toda su Historia sobre una desaparición sin explicación ni prueba alguna de un buque.

Quizás alertados los responsables del Ministerio sobre los errores de diseño para la navegación en las costas niponas y del sudeste asiático, con sus tifones y tormentas tropicales, a causa del excesivo de armamento, el Gobierno imperial rescinde el contrato con el Gobierno francés por el cual se planeaba la construcción de un segundo crucero de la misma clase del Unebi, todo ello bajo un terrible clima bélico con China que poseía magníficos buques de manufactura germana. Rescisión que también alcanzó a otro crucero, el Chiyoda, que acabó viendo puesta su quilla en los astilleros ingleses de John Brown & Company para 1889, bajo la supervisión directa de los oficiales de alta graduación Arai Yukan y Ijuin Goro. Este último buque, que era un cañonero, era el perfecto candidato que necesitaba la Armada Imperial para sustituir al desgraciado Unebi. Llegó sano y salvo al puerto de Yokosuka el 11 de Abril de 1891, siendo entregado su mando a su primer comandante, el príncipe Arisgawa Takehito, el 5 de Septiembre de 1892.

¿Fin del misterio?

El misterio quiso seguir intrigando a los investigadores y curiosos del mar, hasta que pareció solucionarse en 1897. Así, el “New York Tribune”, de 9 de Julio de ese mismo año, publica un artículo titulado “Relics of the lost japanese warship found on the Pescadores Islands”, recogiendo las noticias traídas por el vapor City of Peking a su arribada a San Francisco (EEUU). El Departamento de Marina nipón recibió la notificación del inspector jefe de la policía de las Islas de Pescadores (Formosa (actual Taiwan)), de que se han hallado restos, materiales y objetos provenientes del Unebi en varias chozas de los pobladores de la zona. Llamó la atención que algunas viviendas contenían puertas del buque y, como elemento decorativo, remos con el nombre grabado del crucero acorazado.

Los propios isleños confirman que unos ocho años antes, un gran vapor naufragó en la costa a causa de un huracán, a dos millas de distancia. El mar fue llevando muebles y objetos hasta la playa. Sin embargo, no se recuperó cuerpo alguno.

El Departamento de Marina ordenó una cuidada búsqueda de restos para determinar la identidad del buque naufragado en Pescadores.

El cementerio de Aoyama recuerda hoy a aquellos marinos del Unebi que no llegaron a destino y se perdieron para siempre.

¿Existieron otros Unebi?

Como nota a pie de página podríamos destacar que, históricamente, no hubo más Unebis, salvo en la mente de Shinsuke Kurihashi, el creador del manga de temática cómica – yuri (tendencia lésbica, pero tranquilos, que no es pornográfico) de título "Kurogane Pukapuka Tai", ambientado en la II Guerra mundial. Aquí, este segundo Unebi es un crucero reconvertido y dotado con armas del acorazado Settsu (éste existió de verdad), convirtiéndose en un acorazado de bolsillo que hace de las suyas en el Índico a las rutas comerciales británicas, siguiendo la estela de los reales Aikoku Maru y Hokoku Maru. Su comandante es un viejo capitán que vive “a dos manos”, me explico: no hace nada más allá de dormitar, beber té y cuidar de su bonsái en un buque cuya oficialía y marinería son todas mujeres; como mucho llega a decir "...". Por ello, quien da las órdenes es la capitán de fragata, de nombre Kuki (más conocida como Cookie), y la XO Mamiya.

En su argumento aparecen otras naves ficticias tripuladas y comandadas por mujeres, como el U-boote U-800 (comadante Nina Stortebaker) de la clase IXC, que hará una graciosa entrada en escena, y el HMS Cutlass (capitán Ann), un destructor clase C.

Poco o nada que ver con la realidad histórica y, como mucho, es una anécdota graciosa.

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