Con ballestrinque y cote,
no se zafa ningún bote.
SOLTANDO AMARRAS
CAMBIÓ TODO PARA SEGUIR IGUAL
Podemos decir que, afortunadamente, con motivo de los nuevos nombramientos habidos en los ministerios relacionados con el mar, – siguiendo la frase del Gatopardo – las cosas han cambiado en las cúpulas rectoras de los mismos para que todo siga igual.
En la Armada, el nombramiento del Almirante General Manuel Rebollo como AJEMA se ve desde fuera como una continuidad a la buena labor de su antecesor el Almirante General Sebastián Zaragoza, habida cuenta que Rebollo ocupaba el cargo de 2º AJEMA en el equipo del saliente, que ha situado a la Armada en uno de los mejores momentos de su historia, en cuanto a elementos humanos y materiales se refiere.
La revalidación del mandato de Felipe Martínez, al frente de la Dirección General de la Marina Mercante, es aún más evidente. Y la partida ganada por esta Dirección al mantener en su esfera de responsabilidad a Salvamento Marítimo, frente a los deseos anexionistas del recién nacido Medio Ambiente Marino, una continuidad más que deseable, habida cuenta el protagonismo que dicha Sociedad ha tomado en el medio, durante el mandato de Martínez que también ocupa la presidencia de la misma.
Desde la perspectiva cultural en la que se desenvuelve la “Fundación Letras del Mar”, tendente a acercar a los españoles al mar, hacemos votos por que se mantenga e incremente la fructífera labor llevada a cabo por parte de ambos, así como por la deseable continuidad en la colaboración que las dos instituciones han mantenido con nosotros hasta la fecha.
«ME VEÍA NADANDO A LA ORILLA SELVÁTICA ENTRE COCODRILOS»
CABALLERO BONALD
Mensaje en una botella para José Manuel Caballero Bonald. El novelista y poeta jerezano se refugia del carnívoro ferrajulio en la playa de Montijo, entre Sanlúcar y Chipiona. Estudió Náutica por seguir a sus héroes surgidos de la tinta marina de Salgari, Conrad, London, Melville... Sobrevivió a dos naufragios marítimos. Con un tercero tendría ganada la inmortalidad, pero la idea le produce un vértigo espantoso. Necesitamos al sabio para enfrentarnos a sumisos, a obedientes a ciegas, a gregarios... Machadianamente bueno, a Bonald el marino le fascina el mar por la libertad absoluta, por la aventura. El corazón del poeta mira la casa junto al mar, la habita en su memoria, la adivina como la abdicación del mar en las orillas, como las germinales herencias del verano, vive allí donde estuvo junto al mar delirante, libre velocidad inmóvil orillada de fuego, bosque lustral de la alegría.
-¿Es ya un marinero sosegado?
-Lo que soy es un marinero jubilado. Se me pasó la edad de andar por ahí en un velero bregando con el viento. Además, la navegación a vela exige estar todo el tiempo trajinando a bordo, y eso a mis años ya no me atrae mucho, aparte de que sería un trabajo imposible.
-¿Qué le apasionó de la Náutica?
-Pues verá, esa afición tuvo un arranque netamente literario. Fui lector asiduo de novelas ambientadas en el mar. Empecé con Salgari, con las aventuras de Sandokán, y con «El lobo de mar», de Jack London, y terminé con Conrad, Melville, Stevenson... Un día se me ocurrió estudiar Náutica y hacerme piloto de altura para poder emular a los héroes de esas narraciones inolvidables. Algo así de novelero, o inocente.
-¡¡Por ahí resooopla...!! Leo en su cuaderno de bitácora que usted sobrevivió a dos naufragios. El primero en los años sesenta, en tierras colombianas, en el río Magdalena, en un viaje fluvial hacia Barranquilla desde Puerto Berrío...
-Cuando vivíamos en Bogotá, mi mujer y yo hicimos efectivamente una travesía fluvial por el Magdalena. Era un vapor mixto de pasaje y carga, propulsado por ruedas de paletas. Navegar por el Magdalena es muy complicado, hay muchos bajíos y aluviones, y una tarde embarrancamos en mitad del río. El barco se escoró peligrosamente y tuvimos que esperar con el alma en un hilo que llegaran a rescatarnos. La historia es muy simple, pero me gusta adornarla con los prestigios literarios de la aventura. Ya me veía nadando hacia la orilla selvática entre los cocodrilos.
-El segundo acaeció dos décadas después en plena desembocadura del río Guadalquivir, a bordo de su propio velero «Ágata».
-Ese naufragio, o ese sucedáneo de naufragio, en el Guadalquivir, fue un incidente debido a mi inexperiencia de entonces. Íbamos navegando por la desembocadura y de pronto apareció un barco de buen tonelaje que bajaba de Sevilla. Los grandes cargueros desalojan, al pasar, un considerable volumen de agua y si te cruzas con uno de ellos lo mejor es ponerle proa a la estela del barco. Yo no lo hice, y la onda expansiva nos arrastró hasta la orilla. La cosa no pasó de un buen susto.
-Un código secreto marino estipula que quien sobrevive a tres naufragios tiene ganada la inmortalidad. ¿Sería engorrosa?
-Por supuesto. Conozco a marineros que han sobrevivido a tres naufragios y andan por ahí como almas en pena, sin rumbo fijo. Hasta hace poco me gustaba hablar con ellos; ahora ya no, me deprimen bastante. Y además, yo ya no voy a naufragar por tercera vez, porque ya no navego. La idea de la inmortalidad, aparte de engorrosa, me parece insufrible, me produce un vértigo espantoso.
-¿Sigue los deportes náuticos por el invento del maligno: TV?
-No, yo ni he practicado ni me interesan los deportes náuticos. Para mí la navegación a vela, claro, si no consiste en un paseo sosegado y absolutamente libre, carece de todo atractivo.
-¿Su vocación marina la cercenó una enfermedad del pecho?
-Eso fue lo que pasó. Cuando sólo me quedaba la asignatura de Astronomía para acabar Náutica sufrí una seria afección pulmonar y tuve que someterme a una cura de reposo durante un año largo. No es que perdiera la afición al mar, es que me di cuenta de que mi salud no daba para muchas navegaciones. Cambié Náutica por Filosofía y Letras, que es ocupación más sedentaria, en teoría.
-¿Continúa el poeta siendo un infractor contra los grumetes sumisos y contra la obediencia debida en la proa del poemario?
-Procuro seguir siéndolo. Estoy seguro de que si dejara de ser un infractor, en su sentido más obviamente literario, dejaría de escribir, no tendría ni ganas ni estímulos. Y todavía tengo que escribir algunas cosas, tengo que seguir enfrentándome a los sumisos, a los obedientes a ciegas, a los gregarios...
-¿En la popa emerge la memoria del amor?
-Decía Coleridge que el mar no tiene memoria. No sé si eso es cierto, porque en la mar el mecanismo que activa los recuerdos es muy distinto al que funciona en tierra firme. Yo, en la mar, me acuerdo de cosas que tenía olvidadas y olvido otras que me obsesionan. Es una experiencia muy curiosa. La mar es la contrapartida psicológica de la tierra, algo así.
-¿La brisa del mar es el paso del tiempo?
-Yo diría que el paso del tiempo es más bien una cabronada.
POR ANTONIO ASTORGA (ABC)
NOTICIAS
NAVIERA JOSÉ QUINTÁS ENTRA EN HISTORIA DE HERRERÍAS
El naviero José Quintás Milán forma parte de la historia de Herrerías. Y realmente puede decirse así, porque allí está ya la memoria de sus barcos, representados por la maqueta de uno de los más emblemáticos de cuantos él fletó, el Novamenchu, construido en Vigo en el año 1979. Un buque de 118 metros de eslora y 18 de manga. El acto en el que Quintás Milán cedió la maqueta, oficialmente, a los fondos de Herrerías, contó con la presidencia del alcalde de la ciudad, Vicente Irisarri, y del gerente de la fundación que sustenta al Museo de la Construcción Naval, el almirante -y al igual que Irisarri, ingeniero naval- José Castro Luaces. Nacido en Ferrol en el año 1936, tras formarse como marino mercante y dedicar largos años a la navegación, desempeñó, entre otras responsabilidades, diversos puestos directivos en la antigua Astano y más tarde en el ámbito de la inspección de buques. Pero finalmente decidió dedicarse al mundo de la empresa, y acabó formando su propia naviera, además de crear publicaciones como Economía Gallega y compañías como Sadegasa, de la que es presidente. «Fui marino por seguir la voluntad de mi padre...», recordaba Quintás, recorriendo las imponentes naves de Herrerías, cuyas bóvedas siguen reflejando el esplendor de las Luces, el legado de la Ilustración. «Las puertas del mundo»«Ser naviero -decía también, reflexionando en voz alta- es abrir las puertas del mundo».
ABRE EN HAMBURGO EL PRIMER MUSEO MARÍTIMO DE ALEMANIA
Llegó tarde pero a cambio, espectacular. Sobre diez niveles se exhibe la mayor colección mundial de barcos y objetos que documentan más de 3.000 años de historia naviera. Se ven modelos a pequeña escala de embarcaciones emblemáticas que dan testimonio de la historia de la humanidad y de su lucha por la conquista de las rutas de ultramar. En una superficie de 16.000 metros cuadrados distribuida en diez niveles se exhiben miles de barcos de todo tamaño y gran diversidad de materiales. No sólo los hay de madera y metal, también hay réplicas de marfil, de plata y oro. Entre las joyas del nuevo Museo destaca una miniatura de oro puro de la carabela Santa María, la mayor de los tres navíos con los que Cristóbal Colón inició su expedición que lo llevaría al descubrimiento del “Nuevo Mundo” en 1492. “Cometí un error en la vida: comencé a coleccionar”, resume Peter Tamm, un obsesionado coleccionista de naves, objetos y reliquias náuticas, de cuya colección proviene el mayor número de las piezas en exposición. Tamm fue director de la editorial Axel Springer, en donde comenzó a trabajar como redactor especializado en navegación y por ello le llamaban “el almirante”.Todo comenzó con un barco de juguete El hamburgués comenzó su pasión a los seis años, cuando su madre le regaló un pequeño barco de plomo, que 74 años después engrosa la mayor colección del mundo relacionada a la navegación que incluye unos 36.000 modelos en miniatura, instrumentos náuticos, uniformes, pinturas, mapas, libros, fotografías, documentos y hasta submarinos. El coleccionista ha visto cumplirse un deseo que perseguía desde hace décadas: que su colección tuviera su propio museo. La ciudad se encargó de restaurar un espectacular edificio neogótico que data de 1878, ubicado en la parte más antigua del puerto, fue hasta mediados del siglo pasado el almacén más grande del puerto, adonde llegaban los buques comerciales con sus productos de ultramar. La inversión de 30 millones de euros, así como la inclinación del coleccionista por objetos militares se convirtieron en blanco de las críticas previamente a la apertura. La muestra abrió sus puertas con pompa y protocolo, a la que llegó el presidente alemán, Horst Köhler, en barco. Entre las piezas en exhibición se encuentran ejemplares que dan testimonio del capítulo más oscuro de la historia; las embarcaciones que transportaban esclavos, un lucrativo negocio durante siglos en la historia de la navegación.Explotación de prisioneros Otros navíos documentan la destreza de artesanos que trabajaban a veces bajo condiciones infrahumanas, como un barco de vela fabricado con huesos de animales y mano de obra de prisioneros de guerra caídos en manos de fuerzas británicas durante las guerras napoleónicas. Miles de aguamarinas y óleos de imponentes navíos cuelgan en las paredes en la pinacoteca del museo que cuenta con una réplica del taller del maestro Uwe Lütgen, famoso pintor marino a quien se ve trabajando rodeado de un mobiliario original de la época. También se puede visitar las cabinas de pasajeros de algunos trasatlánticos, como el “Sea Cloud II”, y el “Hanseatic”, un buque de pasajeros de lujo. Por otra parte se ven también objetos como hamacas y precarios utensilios de cocina, que hablan sobre la difícil vida cotidiana de los marineros. Pinturas de barcos, se exhiben en la pinacoteca. En la biblioteca del museo alojada en un edificio contiguo pueden consultarse unos 120.000 libros, donde también se ha archivado más de medio millón de fotografías, miles de planos de construcción de navíos y hasta las cartas con el menú que se ofrecía a los pasajeros que viajaban en trasatlánticos de lujo.
RÉPLICA BARCO FENICIO VISITABLE EN MAZARRÓN
La Junta de Gobierno del Consorcio Turístico Bahía de Mazarrón ha adjudicado las obras de musealización del Centro de Interpretación del Barco Fenicio que, en enero de 2009 tendrá su sede en las inmediaciones de la playa de la Isla, a la empresa Ligia Comunicación y Tecnología S.L. Así lo anunció el consejero de Turismo, José Pablo Ruiz Abellán en Mazarrón, donde informó que el proyecto tendrá un presupuesto de 60.000 euros. El edificio, en forma de barco, albergará toda la historia del barco fenicio, explicó Ruiz Abellán: cómo llegó hasta la playa de La Isla, cómo realizaban su travesía estos navegantes fenicios que llegaban a las costas españolas, las causas de su naufragio y a donde se destinaban sus lingotes de plomo. El consejero Ruiz Abellán informó que se detallará el significado de la presencia del pecio mas antiguo de su especie hallado a escasos metros de la playa hace más de una década. El soporte consistirá en tres elementos: un vídeo, unos paneles informativos y una réplica del pecio, que aún se encuentra en un cofre enterrado bajo las aguas.
NUEVA ETAPA PARA ARMADA CON BAC "CANTABRIA"
El BAC Cantabria es un buque de doble casco capaz de aprovisionar de combustibles líquidos, agua y sólidos (víveres, municiones y repuestos) a una agrupación naval o a un grupo de combate, pudiendo servir de apoyo a expediciones combinadas del Ejército de Tierra y la Armada. Además, adicionalmente, tiene capacidad para colaborar en la lucha contra la contaminación medioambiental en el mar y una gran capacidad hospitalaria, lo que le capacita para misiones de prevención y actuación en caso de catástrofe ecológica y en operaciones humanitarias. El buque tendrá una dotación de 122 personas, contando con una eslora entre perpendiculares de 162 metros, una manga de trazado de 23 metros y un peso muerto de 9.800 toneladas El BAC, tras su botadura, permanecerá ahora aproximadamente un año en periodo de pruebas de distinto tipo, de las que se encargará Navantia, hasta que sea recepcionado por la Armada. El Cantabria ha supuesto un total de 2,40 millones de horas de trabajo directa por parte de Navantia. De ellas, 0,45 millones de horas han correspondido a la ingeniería del desarrollo del proyecto; 1,65 millones, a la producción; 0,30 millones, a la fabricación de motores y sistemas. Además, 0,40 millones de horas han ido a parar a los trabajos de subcontratación en la zona; y 0,10, al desarrollo de ingeniería por otros suministradores nacionales.
EFEMÉRIDES OCTUBRE 2008
URDANETA DESCUBRE EL TORNAVIAJE
08-10-1515
URDANETA ENTRA EN ACAPULCO, TRAS HABER DESCUBIERTO LA "VUELTA DE PONIENTE" O "TORNAVIAJE"
Andrés de Urdaneta vino al mundo en la localidad de Ordicia (entonces Villafranca) el 30 de noviembre de 1508, siendo sus padres don Juan Ochoa de Urdaneta y doña Gracia de Cerain, ambos de ilustre linaje. Juan de Urdaneta fue alcalde de Villafranca en 1511, y la madre debió tener relación familiar con el sector de las ferrerías, pues era pariente de Legazpi, y el propio Urdaneta reconocía a Andrés de Mirandaola como sobrino suyo. Emprendió sus estudios y destacó en las matemáticas, aparte del dominio del latín y la filosofía. Quedó huérfano pronto, pero ya había adquirido una buena formación. Sus padres querían que se dedicara a la vida eclesiástica, pero él resolvió que era mejor la militar, pues era más fácil alcanzar la fama y el bienestar por las armas. Por ello se alistó en el ejército, y bajo las banderas del emperador Carlos V participó en la Guerra Italiana de 1521-1526, alcanzando por su valor y dotes de mando el grado de capitán. No estuvo ocioso durante ese tiempo, pues en cuanto podía se daba a la lectura, por lo que con sus básicos conocimientos sobre las matemáticas, le permitieron el perfeccionar los de astronomía y cosmografía. En 1525, junto a Juan Sebastián Elcano forma parte de la expedición de García Jofre de Loaisa. Al fallecer Elcano, es uno de los testigos que firman su testamento. Tras la campaña de las Molucas, regresa a España, donde visita al Emperador y le entrega una memoria sobre esas islas. De España pasa a México, donde profesa en la orden de San Agustín.
A pesar de estar ordenado, Felipe II ordena a Velasco, Virrey de México, que cuente con Urdaneta para la expedición a las islas de Poniente mandada por Legazpi. Urdaneta diseñó la ruta de regreso basándose en sus conocimientos científicos. Para el regreso Urdaneta zarpó de San Miguel, en Filipinas, el 1 de junio de 1565 y llegó a Acapulco el 8 de octubre, tras haber recorrido 20.000 km en poco más de 4 meses. Al llegar, Urdaneta descubrió que un miembro de su expedición, Alonso de Arellano, que se había separado de la flota apenas dejar el puerto, se había adelantado siguiendo el camino explicado por Urdaneta y había alcanzado el puerto de Navidad en agosto. Sin embargo, la falta de notas de Arellano sobre la ruta seguida y su innoble actuación hizo que el nombre de Urdaneta se asocie al recorrido. Durante el resto de los siglos XVI y XVII, las naves españolas, particularmente los galeones que recorrían anualmente el trayecto Acapulco-Manila-Acapulco, emplearon la ruta de Urdaneta.
INAUGURADO EL PLAN DELTA
04-10-1986
SE INAUGURA EL PLAN DELTA, COMPLEJO SISTEMA DE DIQUES DE CONTENCIÓN Y ESCLUSAS CONSTRUIDO EN LOS PAISES BAJOS PARA EVITAR LAS INUNDACIONES CONSECUENCIA DE LOS TEMPORALES DEL MAR DEL NORTE.
PRIMER BUQUE DE LA CRUZ ROJA
12-10-1873
SE HACE A LA MAR EL REMOLCADOR ESPAÑOL BUENAVENTURA, PRIMER BUQUE QUE ENARBOLA LA BANDERA DE LA CRUZ ROJA.
NACE LA EMPRESA NACIONAL ELCANO
20-10-1943
EN ESTA FECHA SE CONSTITUYE LA EMPRESA NACIONAL ELCANO DE LA MARINA MERCANTE
EL AURORA DISPARA AL PALACIO DE INVIERNO
25-10-1917
CON UN DISPARO DEL ACORAZADO AURORA CONTRA EL PALACIO DE INVIERNO SE INICIA EN RUSIA LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE.
FALLECE JUAN BAUTISTA TOPETE
29-10-1885
FALLECE EN ESTE DÍA, JUAN BAUTISTA TOPETE, MARINO ESPAÑOL.
LETRAS DEL MAR EN LA FILATELIA
PIRATAS
Entre los muchos temas de la literatura y de la filatelia, hay uno dentro del ámbito naval que nunca pasa desapercibido; es el de los piratas, de los ladrones de barcos; de esa ralea de marinos que apareció por los mares al mismo tiempo que el hombre comenzó a navegar allá por los albores de su existencia, desde entonces ha dejado sentir su presencia por todos los océanos y mares de la Tierra, y aún hoy sigue haciendo de las suyas en algunas áreas sobre todo del Pacífico y del Índico.
Aquellos piratas, con frecuencia eran marinos más o menos expertos antes de dedicarse al oficio de asaltar barcos. Algunos habían empezado sus andanzas en la mar al servicio de un país o de un señor durante una guerra, y cuando al finalizar la contienda quedaban en el paro, preferían seguir en la mar por su cuenta antes que regresar a sus casas. Otros eran prisioneros evadidos, o desertores que huían de la rigurosa vida de sus barcos. También los había que trabajaban en parte por cuenta de un país o de un gobierno, y sus acciones tenían tintes de legalidad al contar con patentes de corso. Y muchos eran piratas por afición, ya que su oficio les deparaba dinero fácil con mayor rapidez que cualquier otro oficio, aunque a costa de correr ciertos riesgos, que a veces les proporcionaban un final más bien trágico.
Hubo piratas famosos por todos los mares, como los hermanos Barbarroja, turcos de adopción y azotes del Mediterráneo en el siglo XVI. El francés Jean Florín que en 1521 se apoderó del tesoro de Monctezuma que Hernán Cortés enviaba a Carlos I. Francis Drake, famoso corsario al servicio de Inglaterra, que en la segunda mitad del siglo XVI llevó a cabo con éxito ataques a barcos y colonias españolas, y entre actuación y actuación, la reina Isabel I de Inglaterra le nombró Sir y le dio puestos de responsabilidad, como alcalde de Plymouth, miembro del parlamento y vicealmirante de la armada inglesa. El famoso Henry Morgan, que empezó como bucanero, más tarde tuvo patente de corso inglesa, en 1671 atacó Panamá, luego Porto Bello, Maracaibo y Santiago de Cuba, y los ingleses, recelosos de sus éxitos, decidieron apartarlo de la vida activa y lo nombraron Sir y vicegobernador de Jamaica. El sanguinario Edward Teach, llamado Barbanegra, que comenzó con su barco al servicio de Inglaterra, mas tarde continuó por su cuenta, y llegó a capturar más de 40 barcos antes de caer cosido a balazos y sablazos en el 1718. Bartolomé Roberts se vio empujado al oficio de asaltar barcos cuando en 1719 fue apresado el suyo; capturó unos 400 barcos en solo 4 años, y murió en combate contra un buque inglés. Anne Boney y Mary Read fueron dos mujeres que tras muchos años practicando la piratería, en 1720 se libraron de la sentencia de muerte por estar embarazadas.
La fama alcanzada por algunos piratas reales o imaginarios, en ocasiones se debió al respaldo que sus andanzas recibieron en la literatura, lo que rodeó a sus personas y a sus aventuras de cierto aire de romanticismo muy del agrado del público. A modo de ejemplo, entre los autores se puede citar a Alexandre Olivier Oexmelin, que en el 1678 publicó con gran éxito en Ámsterdam la obra “Bucaneros de América”. Otra obra que disfrutó y disfruta de gran fama es“La Isla del Tesoro”, ya comentada en este boletín, novela de Robert Louis Stevenson, en la que en 1718 relató las aventuras del mozalbete Jim Hawkings y el pirata John Silver el Largo. Daniel Defoe, conocido por su obra “Robinson Crusoe”, también publicó obras sobre piratas en 1724 y en 1728. Las vidas de las antes citadas Anne Bonny y Mary Read, también fueron contadas en varios libros, como uno de John Rackam sobre juicios a piratas, y otro escrito por Tamara Eastman y Constante Bond. Y Espronceda, que también ha sido comentado en este boletín, cantó al pirata en su famosa canción que empezaba diciendo: “Con diez cañones por banda…”. Hoy muchas de estas obras, sus protagonistas, sus autores y sus andanzas, son recordadas en sellos de correos de diferentes países.
LIBROS
AVENTURA EN EL MAR HELADO
MEANA DÍAZ, Elías
Aventura en el mar helado, el tercer libro de la colección El Piloto Azul, transcurre en el Mar de Weddell en la Antártida. Entre sus hielos se desarrollan las dos historias de las que el autor se vale para, mostrar la cara y la cruz de lo que acontece en este continente. Desgraciadamente, el hombre no acude sólo a trabajar en beneficio de la ciencia, sino que muchas veces crea situaciones que repercuten en el día a día de los hombres y mujeres que allí viven impregnados de lo que se ha dado en llamar el “espíritu antártico”, esencia de las mejores virtudes humanas. Como en los títulos anteriores, el Piloto Azul, actúa en compañía de sus inseparables compañeros de aventuras: la skua Rascasota y el lobo marino Dos Pelos. A la cita, no falta su buena amiga Anne Marie, la joven e intrépida piloto de helicóptero, a la que en esta oportunidad se une Guillermo, un niño de doce años vivaz y despierto, que viaja a bordo de un barco del que su padre es el capitán.
ALEXANDER VON HUMBOLDT. ESTANCIA EN ESPAÑA Y VIAJE AMERICANO
CUESTA DOMINGO, Mariano; REBOK, Sandra (coord.)>BR>
Uno de los aspectos más desconocidos del famoso viaje americano de Alexander von Humboldt es el de su paso por España, sobre todo su trabajo científico, sus contactos y los medios de preparación de la exploración del Nuevo Mundo. Durante el mismo aprovechó para realizar una amplia investigación científica, sobre todo de carácter geográfico, geológico y climatológico de las regiones de España. Humbolst probó sus instrumentos de medición, sextante, cronómetro, barómetro y termómetro, y determinó con ellos la altura sobre el nivel del mar, así como la ubicación astronómica de puntos geográficamente destacables. Todo fue un experimento previo a la gran labor científica desplegada en su famoso viaje americano, en el que cambió la imagen de América para los europeos en un verdadero resdescubrimiento científico del Nuevo Mundo.
CÓDIGO DE LAS COSTUMBRES MARÍTIMAS DE BARCELONA. LIBRO DEL CONSULADO
CAPMANY Y DE MONTPALAU, Antonio de
Edición facsímil de la de 1741, con el siguiente contenido. De las obligaciones entre el patrón ó naviero, el constructor, y los accionistas, en orden à la fábrica y venta del buque. De las obligaciones del contramaestre, del escribano, y de otros oficiales de mar. De las obligaciones entre el patrón y los marineros de la tripulación. De las actos, contratos, y condiciones de los fletamentos entre patrón y cargadores. De la carga, estiba, y descarga de los géneros, y de los daños causados en ellos en esta maniobra. De la encomienda del buque, y de los géneros para un viaje. Del orden y reglas del anclaje de la nave en rada, en playa, ó en puerto. De las mutuas obligaciones entre el patrón, los mercaderes, y pasajeros embarcados. De los impedimentos de patrón y mercader para emprender ó continuar el viaje. De la conserva entre naves, y de sus condiciones y estilos. De le echazón, y de las demás averías que acontecen en el mar. De las averías causadas á una nave mercante. De las mutuas obligaciones entre un patrón y los interesados en el buque. De la observancia de los contratos, y de la buena fe en la compra y venta de las mercaderías.
LA COSTA DE LOS DIAMANTES
CUSSLER, Clive; BRUL, Jack Du
Diamantes y petróleo, dos recursos en los que África es rica y que, paradójicamente, han causado en este continente más estragos que la hambruna. Las gemas consiguen llevar al poder a guerrilleros despiadados que solo buscan apretar más el nudo que oprime el cuello de sus moribundos países. El petróleo, sin embargo, es utilizado por los occidentales para enriquecerse, para tener el dominio del principal combustible que se utiliza en el planeta... pero que también podría ocasionar la mayor catástrofe ecológica jamás vivida en la Tierra. A bordo del Oregón, Juan Cabrillo y su equipo tratan de acabar con un grupo guerrillero por cuenta del gobierno congoleño; pero eso les llevará a enfrentarse con el mundo del problema del deterioro del medio ambiente convirtiéndose en su más temible enemigo, al provocar espantosas catástrofes meteorológicas. Y mientras tanto se topan con noticias de un tesoro de valor incalculable que espera ser rescatado de las profundidades del mar y cuyo destino puede cambiar países enteros: demasiados frentes abiertos... y solo Cabrillo es capaz de afrontarlos
LA ODISEA DE CABEZA DE VACA. TRAS LOS PASOS DE ALVAR NÚÑEZ POR TIERRAS AMERICANAS
CABA, Rubén; GOMEZ-LUCENA, Eloísa
Los Naufragios de Cabeza de Vaca constituyen uno de los relatos fundamentales para entender la epopeya de los conquistadores españoles en el Nuevo Mundo. Narra su fracasada expedición a la península de La Florida, durante la que hubo de vérselas con toda suerte de dificultades y penurias. Desde los huracanes que les asaltaron ya en la costa cubana a la esclavitud a que fueron sometidos los indígenas en el litoral tejano, a lo largo de casi siete años, los pocos supervivientes de la expedición. Cautiverio del que Cabeza de Vaca pudo fugarse junto con tres compañeros, y que les hizo emprender una larga caminata por el norte de México, tras cruzar el río Grande. Finalmente, en abril de 1536 llegaron -descalzos y cubiertos únicamente por una piel de venado- a las inmediaciones del asentamiento prehispánico de Culiacán, acompañados por una multitud de indígenas a quienes sanaban mediante oraciones e imposición de manos. Habían pasado ocho años desde que partieran a la busca de las riquezas de Apalache. Unas aventuras que, más allá de su valor como documento histórico, a los lectores de hoy nos conmueven por el compasivo valor de su autor y nos sorprenden por sus indicaciones geográficas y sus observaciones más propias de un naturalista que de un conquistador. Los autores han llevado a cabo una investigación exhaustiva tanto sobre el texto de los Naufragios como sobre el itinerario -que rehicieron minuciosamente- y los personajes principales.
NAVEGACIÓN ASTRONÓMICA (2ª EDICIÓN)
MEDEROS, Luís
Navegación Astronómica es un libro escrito poniendo el máximo esfuerzo en explicar detalladamente el por qué de cada cosa, en lugar de cómo hacerlo aunque no lo entienda. Es, por tanto, un libro para disfrutar aprendiendo a conocer el cielo y a utilizar esos conocimientos en navegación. No está concebido como un mero libro de texto pensado para aprobar la asignatura. Sin embargo, incluye ejercicios y ejemplos resueltos que lo hacen útil también con ese fin. Tanto si eres estudiante de alguna titulación náutica, como si simplemente quieres comprender el cielo que ves sobre tu cabeza, encontrarás este libro sumamente interesante y fácil de leer. En esta segunda edición se han hecho algunas modificaciones en respuesta a muchas peticiones de los lectores, cómo son el aumentar el tamaño de la letra y añadir algunos de los dibujos en color. También se han añadido algunos apartados que consideramos importantes, como la determinación del azimut de la estrella Polar, o un nuevo capítulo titulado Navegación astronómica de emergencia, que nos ayudará si no disponemos de alguno de los elementos “imprescindibles”: Un reloj en hora, un sextante o el Almanaque Náutico.
LEYENDAS DE LOS SIETE MARES
LA EXPEDICIÓN MALASPINA (1789-1794)
En 1788, y en la Isla de León (San Fernando), será donde cristalice la idea de realizar la más maravillosa expedición náutico-científica que dos marinos ilustrados pudieron imaginar: los Capitanes de Fragata D. Alejandro Malaspina y D. José Bustamante y Guerra, a quienes el destino uniría en el enclave naval más estratégico de la España suratlántica, el Arsenal de La Carraca, al fondo de ese óvalo perfecto que forma la bahía gaditana, muy cerca de un Cádiz, todavía «señor del mar», joya de la Corona y de la política naval de los Borbones. No era un viejo sueño de quimeras lo que animaba a los dos marinos españoles a circunnavegar la Tierra a través de océanos y mares: lo que ambos se proponían -y el tesón y sus hojas de servicio lo posibilitarían- era formar toda una expedición a través de las inmensas planicies oceánicas, islas y tierra firme, minuciosamente estudiada hasta el más ínfimo detalle y perfectamente organizada, sabiendo qué se proponían, cuáles eran las limitaciones, imposibilitando, en definitiva, que nada quedara al albur en tan largas e imprevisibles singladuras y derrotas, «corriendo temporales» o sufriendo calmas por las indefinidas sendas de los mares o de las vírgenes tierras de la América española. Cada milla de mar, cada legua de tierra, serían estudiadas por los expedicionarios con los más avanzados conocimientos del siglo; se determinarían las latitudes, por las alturas meridianas del Sol y de los relojes se deducirían las longitudes; se haría ciencia hidrográfica en mares, estrechos, radas, bahías y enseñadas, levantando de todos los más exactos planos, las concretas y detalladas cartas para la navegación y se adjudicaría un lugar preferente para las Ciencias de la Naturaleza, en especial para la Botánica, la más querida por los naturalistas de un siglo eminentemente botánico. Malaspina -en nombre de España- sería émulo de Magallanes y Elcano, de La Pérouse, de Cook y Bouganville...
Una gesta pendiente, pese a sus glorias, para la Marina española. El «Plan» de los dos marinos, dirigido al Ministro de Marina D. Antonio Valdés, el 10 de septiembre de 1788, sería aprobado con celeridad inusitada el 14 de octubre de ese mismo año: la propuesta de Alejandro Malaspina y Bustamante y Guerra había merecido la aprobación de Carlos III, dos meses exactos antes de su muerte. Inmediatamente se cursaron órdenes para la construcción de dos corbetas en el Arsenal isleño, ambas iguales, con un desplazamiento cada una de ellas de 306 toneladas, una eslora de 33,6 mts. y un puntal de 4,20 mts. Su obra viva quedaría cubierta con chapa de cobre para impedir la acción de la «broma» (un molusco que se fija a las maderas sumergidas y las perfora) y sus fondos tendrían doble casco para ponerlas a cubierto de cualquier posible varada. Recibieron los nombres de «Descubierta» y «Atrevida», correspondiendo el mando de la primera a D. Alejandro Malaspina, Jefe de la Expedición, a quien acompañan a una dotación de 102 hombres (como en la «Atrevida») entre jefes, oficiales, tropas de marina y de brigadas, artilleros de mar, grumetes, todos «robustos, capaces, leales y gratos al comandante... gente subordinada y hábil. Entre los oficiales figuraron D. Cayetano Valdés, quien en 1812 sería nombrado gobernador, Capitán General y jefe político de Cádiz, formando en 1812 parte de la Regencia durante la «incapacidad» de Fernando VII. Perseguido por el absolutismo, se exilió en Inglaterra hasta la amnistía de la Reina Gobernadora Dª María Cristina. Y D. Felipe Bauzá, Oficial Director de Cartas y Planos, a quien España debe que se salvaran los fondos cartográficos de la Dirección de Hidrografía, trasladándolos a Cádiz para que no cayeran en manos del ejército francés. Murió exiliado en Londres por sus ideas liberales. Entre los naturalistas, el Teniente Coronel Encargado de Historia Natural, D. Antonio Pineda, muerto en las Filipinas a los tres meses de su llegada a las mismas. La «Atrevida» tuvo como Comandante a D. José Bustamante y Guerra, embarcando en ella el oficial D. Dionisio Alcalá Galiano, que moriría heróicamente en Trafalgar; el botánico francés Luis Née y algo más tarde, en Santiago de Chile, el naturalista bohemio Thaddeus Haenke.
La expedición parte de Cádiz (30 julio 1789):La mañana del 30 de julio de 1789, la ciudad parece más alborotada que de costumbre, hay un inusitado movimiento de tropa y marinería a lo largo y ancho de muelles y fondeaderos, donde se aprestan, con rigor de detalles, dos corbetas de la Real Armada de S. M. Carlos IV, proclamado rey de los españoles apenas un semestre antes, el 17 de enero de 1789. La «Descubierta» y la «Atrevida» van a iniciar una fabulosa, siempre inquietante navegación, en derrotas por mares hispanos, sabedores, desde hace ya más de dos centurias, de hombres y velas de la Corona de España. En la Bahía, naves de alta arboladura esperan vientos propicios al igual que las corbetas expedicionarias. Todo ha de quedar presto para la derrota; los pilotos repasan sextantes, agujas y escandallos; marineros y hombres de tropa, cirujanos y capellanes ponen en orden aparejos y artillería, hierbas y altares... Las velas se hinchan con suaves brisas de la mañana; las anclas se levan a bordo y las dos proas, seguras del rumbo marcado por sus Comandantes, se alejan lentamente del fondeadero gaditano, para irse desdibujando, irremediablemente, en la lejanía de la tierra. Banderas en la torre de Tavira dan un último adiós a los marinos españoles. A la salida de la canal multitud de botes y faluchos acompañan a las naves en un abrazo para quienes van a realizar la más grande hazaña expedicionaria que el siglo les iba a deparar.
Con buen tiempo y viento del Nordeste, al alcance de la voz, las dos corbetas pusieron rumbo a Montevideo. Tras 62 meses a bordo, por tierras y mares del Mundo, la «Descubierta y la «Atrevida» -dos «arcas» de la ilustración española- realizarán un viaje hecho por navegantes españoles -siguiendo las trazas de los Sres. Cook y La Pérouse- para enriquecer la Historia Natural y construir «las cartas hidrográficas para las regiones más remotas de América y de derroteros que puedan guiar con acierto la poca experta navegación mercantil.» Conocer el comercio de cada provincia y reino e investigar el estado político y militar de la América... Estuario del Río de la Plata, Patagonia, las Malvinas, Chile y Perú, Guayaquil, Panamá, Acapulco, San Blas California, búsqueda del paso del N.0. hasta alcanzar el paralelo 602, Glaciar de «Malaspina», las Marianas, Filipinas, Nueva Zelanda... España. Regreso a Cádiz (21 septiembre 1794): El 21 de septiembre de 1794, Cádiz recibía a quienes, bajo el mando de Malaspina, habían desarrollado uno de los más preciosos trabajos científicos del siglo, corrigiendo las situaciones geográficas establecidas por los navegantes franceses e ingleses, acumulando al propio tiempo una rica colección de minerales y levantado mapas de las costas Suramericanas, pilar básico para la creación del Instituto hidrográfico español. Como réplica a sus juicios sobre la política que España debía seguir en su América en las postrimerías del siglo (leyes y gobierno con amplias autonomías, dentro de la unidad del sistema religioso, legal y militar con la Metrópolis), con una buena dosis de intrigas palaciegas, valieron la cárcel, en el Castillo coruñés de San Antonio -y su posterior destierro a su Italia natal- al gran navegante ilustrado: era el pago que el Príncipe de la Paz daba a quien más gloria expedicionaria y científico-naval dio a España en todo el curso del siglo XVIII, siglo de la Razón y de las Luces.
por Vicente Mira Gutiérrez