lunes, marzo 17, 2014

17 de Marzo de 2014

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El profesor ubetense aporta nuevos datos sobre la actuación de la Armada en la Guerra de la Independencia y el periodo constitucional 

17.03.14 - 00:41 - ALFREDO VALENZUELA. EFE | CÁDIZ.

El historiador Vicente Ruiz García ha revelado la actuación crucial de la Marina de Guerra española en las Cortes de Cádiz , para las cuales transportó a Cádiz a más de la mitad de los diputados, además de traer desde América los caudales que financiaron la Guerra de la Independencia. 'Las naves de las Cortes (1808-1812). El último servicio de la Marina de la Ilustración' (Sílex), que el autor presentó el pasado vienes en Cádiz junto al Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, es el título con el que ha querido significar que sin el concurso de la Marina de Guerra no hubiera sido posible promulgar la Constitución de 1812. Ruiz García ya recibió el año pasado el premio Cortes de Cádiz que concede el Ayuntamiento de la ciudad por su labor de investigación en este mismo periodo histórico.

Barcos que salieron idemnes de Trafalgar como el 'San Justo' y el 'San Leandro' participaron en «una de las aventuras más interesantes de la Historia de la Armada» al traer los últimos tesoros de América. Según el historiador, «hasta ahora se consideraba que la Marina había tenido un papel secundario por no haberse enfrentado directamente con la Marina francesa», pero al traer los caudales de América su papel fue determinante para aguantar la guerra contra el francés, ya que con ese dinero se pagó al ejército español y la ayuda británica.

Sólo el 'San Justo' transportó ocho millones de reales, y «nunca en el periodo colonial, ni en el siglo XVI, se trajo tanto dinero de América como entre los años 1808-14», una misión que estas «viejas reliquias de la Marina de la Ilustración» efectuaron brillantemente, pertrechadas con lo justo y a veces con la mitad de la tripulación. Los marinos se vieron diezmados por la guerra y por la fiebre amarilla que azotó la costa andaluza, y además de esa falta de personal los barcos españoles cruzaban el océano con la amenaza de los corsarios francesas y de la Marina Imperial francesa.

En el capítulo titulado 'Trafalgar no fue el final', Ruiz García cuenta cómo España se apoderó de los seis barcos franceses que, tras el desastre de Trafalgar, en el que los españoles perdieron diez de sus quince buques de guerra, permanecían fondeados en Cádiz , bloqueados por la escuadra inglesa. Con la invasión napoleónica, los franceses que habían sido aliados se convirtieron de la noche a la mañana en enemigos, lo que en Cádiz desencadenó la Batalla de la Poza de Santa Isabel, en la que las baterías de costa y las unidades de la Armada española se apoderaron de los seis barcos franceses.

A esas seis naves se les cambió el nombre y el pabellón y se los integró en la Marina española, pero el problema fueron los tres mil franceses apresados que, unidos a los casi 18.000 presos franceses de Bailén, obligaron a convertir otros barcos de guerra en prisiones flotantes o pontones, una vez repletas las cárceles de la ciudad. Y ya abarrotados de presos -hasta un millar en cada barco-, crearon un problema de salubridad en Cádiz hasta que los presos fueron enviados a la isla de Cabrera. Incluso los gaditanos dejaron de comer pescado convencidos de que se alimentaba de los cadáveres que se tiraban por la borda.

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