martes, junio 18, 2024

Guardia de televisión: reseña a la tercera temporada de «El Mandaloriano» (2023)

Una temporada atípica que, con una fórmula ochentera, ha querido presentar distintos aspectos sin llegar a profundizar o resolver nada

Acabo de terminar de ver esta última temporada, aunque no parezca, ni mucho menos, que sea el final por mucho que Din Djarin y Grogu se apalanquen en Nevarro. Supongo que el asunto del aprendizaje mandaloriano dará de sí, como todo el tema que lleva siendo el eje de la acción desde el minuto número uno.

Eso sí, es una temporada que provoca sentimientos enfrentados de los que yo no me puedo jactar de haberme visto indemne. Son un conjunto de capítulos sin mucho tino, desproporcionados y para nada equilibrados. Incluso estoy con que existe algo de relleno, aún con la excusa, que me parece válida, de seguir la estructura de muchas series de los años 1980, en las que había capítulos enteramente dedicados a ciertos personajes o a tramas secundarias y terciarias, abandonando la senda principal. Vale, de acuerdo, sin embargo no está bien llevado. Todo esto me conduce a la conclusión de que, a pesar de las buenas intenciones de Filoni y Favreau, con esos guiños a productos de la franquicia como Rebelsse quiere estirar la cosa hasta romperla. Puede que la culpa no sea suya, sino de la Kennedy (sigue leyendo)


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