Garci filmó su amor por el noir con alma castiza, y encontró en Alfredo Landa un Bogart de Chamberí
El cine de la Transición española y de los primeros años de Democracia pivota entre historias olvidables, visiones algo ingenuas de la Guerra Civil y un humor chabacano marinado en excesos de pechos y felpudos al descubierto. Por eso, los títulos que brillan entre tanta mediocridad lo hacen con una intensidad cegadora y desgarradora. Entre ellos se encuentra El crack (1981), coescrita y dirigida por José Luis Garci: una narración dura y sincera, un homenaje patrio al cine y la literatura noir, dedicada al escritor estadounidense Dashiell Hammett, autor de El halcón maltés, entre otros. Una historia donde la violencia está medida, pero no por ello deja de golpear al espectador (pincha aquí para seguir leyendo)

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