Sí, aún sigo con las dolencias en mi pie derecho (mucho menos que ayer, sea dicho de paso) de “estirar las piernas” a lo largo de unos 12 kilómetros en un día sin comerlo ni beberlo. Como quien no quiere la cosa, vamos.
Al principio, antes de notar lo poco idóneo que era mi calzado para tales trotes, me sentí realmente eufórico por no sentir nada más que la sensación de querer continuar hacia delante. Más allá y sin la menor molestia física a pesar de haber perdido la costumbre y la capacidad.
Sin embargo, llevo varios días en los que casi no puedo apoyar el exterior de la planta del pie derecho, donde se encuentran articulación y hueso del dedo meñique. Ciertamente, un nubarrón para un día en los que me encanta sentirme tan bien, algo que no ha sido muy habitual últimamente.
Al principio, antes de notar lo poco idóneo que era mi calzado para tales trotes, me sentí realmente eufórico por no sentir nada más que la sensación de querer continuar hacia delante. Más allá y sin la menor molestia física a pesar de haber perdido la costumbre y la capacidad.
Sin embargo, llevo varios días en los que casi no puedo apoyar el exterior de la planta del pie derecho, donde se encuentran articulación y hueso del dedo meñique. Ciertamente, un nubarrón para un día en los que me encanta sentirme tan bien, algo que no ha sido muy habitual últimamente.
4 comentarios:
Esas caminatas tan largas son muy propias de las gentes de tu tierra, sobre todo los domingos por la mañana. De algo le viene la fama a los bilbainos!
eso si la próxima vez procura hace un calentamiento xD!
No creo que en esto haya tenido nada que ver el calentar o no, tocayo.
Psss, psss. Eso no es nada para nosotros. Nada, nada
Chssst, que habló la maline
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