Manual del soldado de Infantería de Marina española
Un soldado no debe nunca rendirse voluntariamente, debe seguir luchando hasta donde le permitan sus fuerzas. Si está aislado y no puede luchar contra el enemigo, debe evitar su captura y unirse a las fuerzas propias en el menor tiempo posible.
En
Caso de caer prisionero, la primera obligación es evadirse; la guerra no ha terminado. La evasión debe ser intentada en los primeros momentos, cuando aún se está en el frente, en la zona de combate. En estos momentos, es cuando más oportunidad de evasión se presentarán; pasados éstos, y una vez trasladado al interior del país enemigo, internado en un campo de concentración, las posibilidades de evasión se reducirán al mínimo.
Al ser interrogado, el prisionero no está obligado a facilitar más datos que su nombre, categoría, filiación y fecha de nacimiento, evitando responder preguntas.
El prisionero sigue siendo un soldado. El servicio en esta situación consiste en intentar evadirse y ayudar a que sus compañeros lo hagan. En sus relaciones con sus compañeros de cautividad, mantendrá las reglas de subordinación y disciplina. Aunque no piense cumplirlo, no aceptará del enemigo ningún pago ni favores especiales, como más comida, ropa de abrigo, menos fatiga física, a cambio de información o promesa de no escapar.
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