viernes, abril 16, 2010

16 de Abril de 2010

EL COMERCIO DIGITAL

Astilleros, fronteras navales y defensa de Europa

Resulta kafkiano que más del 60% de los pedidos de los constructores navales de Corea, procedan de armadores europeos, con graves perjuicios a los astilleros nacionales respectivos

13.04.2010 -
JOSÉ MARÍA CASIELLES AGUADÉ
QUÍMICO, GEÓLOGO Y FARMACÉUTICO

La nueva Europa se ha definido de muchas maneras: como una supercámara de comercio, como una babel de lenguas, como un club de banqueros, como una agencia de oportunidades para trabajos precarios, pero, sin duda alguna, la más certera descripción la hizo uno de sus fundadores: «Europa es un gigante económico, un enano político y una larva militar». En mi modesta opinión, Europa necesita proveerse de un alma de patria común, y de un corazón social, para que todos los que la integramos podamos percibirla como madre.
Ahora bien, en el mundo de las prosaicas realidades que vivimos, un gigante económico suscita envidia y codicia, luego ha de guardarse protegiendo sus fronteras y dotándose de instrumentos de seguridad y defensa eficaces.
Las inmensas fronteras de Europa, se han permeabilizado peligrosamente al desplazarse a los nuevos y pequeños países de localización marginal, recientemente incorporados, y con débiles aparatos de seguridad. Las fronteras marinas de los quince, apenas han experimentado cambios sensibles en la nueva Europa de los veinticinco, pero hay que admitir que esas fronteras fueron siempre un peligroso coladero de toda suerte de tráficos ilegales de personas, cosas e influencias, constituyendo un fenómeno que no he dudado en bautizar como 'Marcha Azul', en expresivo y oportuno recuerdo a su nefasto antecedente histórico terrestre: 'La Marcha Verde', que parece ser ya ha sido olvidada en España.
En el peligroso contexto actual de terrorismo globalizado creciente, con quintacolumnismos durmientes asentados, y permeabilidad total de fronteras terrestres y marinas, Europa ha de tomar rápidamente medidas políticas de prudencia elemental: dotarse de cuerpos altamente cualificados en el control de fronteras terrestres, incluidas las instalaciones aeroportuarias. Reforzar las actividades de la Europol y dar más fluidez a los requerimientos y extradiciones judiciales. Equiparse, también con urgencia, de una fuerza militar aerotransportada de intervención rápida -capaz de intervenir en setenta y dos horas, y no en menos de quince días, como se ha sugerido- que responda a un mando único europeo. Con independencia de la sosegada integración de las distintas armadas europeas en una fuerza naval sólida común, es preciso y angustiosamente urgente, la creación de un moderno servicio de guardacostas, provisto de apoyos aéreos, con verdadera capacidad para 'sellar' las fronteras navales, controlar permanentemente la navegación de toda clase de buques en el Mediterráneo y en las aguas de África del Noroeste y dar protección al archipiélago canario, cuyas islas constituyen el más avanzado conjunto de 'portaviones' -anclados, eso sí- de que dispone Europa, para garantizar la paz y la seguridad en el Noroeste de África.
Insisto, muy especialmente, en la importancia y urgencia que tiene Europa, en disponer de un buen Servicio de Guardacostas, que hay que diseñar con una concepción nueva, integrándolo en numerosas y modernas Flotillas Ligeras de Intervención Rápida, (FLlR) con apoyo de helicópteros. Estas FLIR, con buques de muy pequeño calado, alta velocidad punta -más de 45 nudos- y una surtida panoplia de armas modernas intercambiables, debieran estar desplegadas ya en múltiples bases navales europeas, desde Canarias a las islas del Egeo, en interés general de la seguridad de Europa y, muy especialmente, en el eje Canarias-Estrecho-Baleares, que el Estado Mayor de la Armada Española tiene perfectamente reconocido como vital para la seguridad de España, que obviamente se solapa e integra con la de Europa.
Bajo esta perspectiva de las más urgentes necesidades estratégicas europeas, debe ser contemplado también el futuro de los astilleros españoles.
Las pretendidas sanciones de Bruselas al grupo IZAR, por supuestas ayudas ilegales de la SEPI, podrían -tal vez- resultar razonables para los encargos centrados en buques mercantes, sin duda de más barata construcción en astilleros coreanos, aunque no es menos cierto, que el 'dumping' sistemáticamente practicado por los asiáticos, no es un modelo de competitividad comercial legal, y resulta verdaderamente kafkiano que más del sesenta por ciento de los pedidos de los constructores navales de Corea, procedan de armadores europeos, con graves perjuicios a los astilleros nacionales respectivos.
Ahora bien, los encargos de buques de guerra y sus equipamientos de armas, deben responder a otros criterios más estrictos. Europa no debe dar aquí la espalda a sus astilleros, entre los que los españoles tienen excelente nivel técnico
En resumen, España debe renegociar con Bruselas la correcta reinversión de las ayudas SEPI, e incluso requerir otras nuevas ayudas comunitarias, tanto para los astilleros españoles, como a otros europeos, para la urgente construcción de una amplia serie de Flotillas Ligeras de Intervención Rápida, con el fin de garantizar el sellado de sus fronteras marinas, la seguridad del Mediterráneo, la escolta de unidades navales de mayor desplazamiento, la adecuada protección de Canarias, y las garantías de paz en el Noroeste de África, cuya preocupante inestabilidad política está sobradamente demostrada en los acontecimientos históricos del último decenio, sin ir más lejos, que también se puede. Recuérdese la historia de la piratería bereber.
Me consta que la empresa IZAR dispone en Madrid, desde hace casi un año, de sugerencias concretas sobre estas iniciativas, concretamente en el anteproyecto 'Flotas Diez de Diamantes'. Si se han perdido esos documentos, con el último cambio en la dirección, podrían serles reenviados con algunas aportaciones novedosas. Los astilleros no deben cerrarse, porque Europa los necesita ya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es curiosa la noticia, sobre todo teniendo en cuenta que la Armada nunca ha querido semejante clase de barcos.