miércoles, diciembre 05, 2018

Un megadirigible contraincendios

Como cada año, nuestro país se ha visto asolado por incendios durante los meses de estío. Curiosamente, estos arrecian más cuanto más cercanas están las fechas de cierre de la temporada crítica. Sin embargo, durante este 2018 los noticiarios han dedicado su tiempo a los devastadores e incontrolables fuegos que siguen arrasando el territorio del Estado de California, los cuales solo pueden tener explicación en una negligente falta de verdaderos protocolos y políticas preventivas medioambientales (no, no le estoy haciendo el juego al Sr. Trump), sino diciendo lo que todo el mundo calla o dice con la boca pequeña.

Y durante este mismo 2018 me ha venido a la mente, en infinidad de ocasiones, un artilugio que, a bien seguro, habrá visitado mentes más preclaras en esto de la ingeniería: un megadirigible contraincendios.



Con mi pobre arte os traslado un par de bocetos un tanto inquietos, garabateados en el reverso de una hoja de calendario, sobre un diseño que recuerda bastante a los cohetes de las lanzaderas espaciales y al Airlander 50, y que paso a explicar. El dirigible (más bien dos), sería de estructura semirrígida y con bolsas cargadas con gases inertes, siendo montado sobre una estructura que le permitiría elevar un enorme tanque de agua. Debido a la peligrosidad de la encomienda, sería pilotado desde tierra desde un camión de control, mediante radiofrecuencia o, también, GPS. Se distribuirían propulsores para ayudar a estabilizarlo sobre el fuego (habría que industriar un sistema por el que las turbinas no alimentaran con más aire al incendio) y, una vez en posición, una serie de torretas ubicadas en todo el contornos procedería a sofocar desde el aire, centrándose en los focos que detecte el equipo desde el control.

Habría que prestar especial atención, durante la fase de investigación del diseño definitivo, al recubrimiento exterior, a prueba de fuego y altas temperaturas, así como a un protocolo de recuperación para evitar algún incidente, como, por ejemplo, el que quedara a la deriva.

La lentitud de este vehículo se vería compensada con su gran capacidad de almacenaje y una mejor distribución de medios en la lucha contraincendios, algo que no se consigue plenamente desde un medio no aerostático. El rellenado de sus tanques se podría realizar igualmente en el aire, mediante poderosas bombas, bien sobre el mar, bien de una nave a otra, con un sistema de dirigibles cisterna, más pequeños y rápidos.

Esta es mi humilde, ingenua y hasta fantasiosa contribución. Quizá haya alguien que quiera plagiarla y probarla. Creo que a todos nos gustaría y que tuviera éxito.

1 comentario:

fernando dijo...

Y porque no un ejército de aeronaves más pequeñas tipo dron que cargaran en suma la misma cantidad de agua? Saludos