martes, febrero 02, 2021

Guardia de literatura: reseña a «Harry Potter y el prisionero de Azkaban»

Título original: «Harry Potter
and the Prisoner of Azkaban»
Traducción: Adolfo Muñoz
García y Nieves Martín 
Azofra
Ediciones Salamandra, Barcelona
58ª edición: mayo de 2019
ISBN: 978-84-7888-519-0
352 páginas
Una tercera entrega en la que aquellos que primero disfrutamos de la saga cinematográfica encontraremos las respuestas a muchas preguntas

No llegó, ni por asomo, a ser una especie de promesa ni de señal que marcase un límite infranqueable. Pero lo cierto es que el haber terminado la reseña dedicada a «Harry Potter y la cámara secreta» de la forma en la que lo hice, me animó, a falta de unos cuantos días para que terminase aquel olvidable año 2020, a lanzarme a la lectura de este tercer volumen, bajo seria amenaza de empacho de la literatura de JK Rowling y visita a la enfermería de la señora Pomfrey.

Deciros que de entre todas las películas que forman la adaptación cinematográfica dedicada a las desventuras del joven mago con la cicatriz en forma de rayo en la frente, la que ahonda en los capítulos de esta entrega es la que más me gusta, pues no deja de tener cierto anclaje con el reciente e inocente inicio de la saga, pero adentrándose por corredores tenebrosos en los que el Pasado regresa no siempre con brillo; es como un paso de Rubicón. Siempre que la ponemos en casa, me lo paso como un enano con el trabajo realizado y por cómo se van fusionando las escenas en una especie de intriga que va abriendo boca para dar la bienvenida definitiva a Lord Voldemort; aunque es cierto que el libro da respuestas a preguntas que la película obvia.

Antes de que se me olvide, me gustaría recomendaros que os vierais los extras de la edición de la película, donde Rowling habla de cómo surgieron los dementores y desvela otro retazo autobiográfico introducido en la obra. Me atrevería a decir que Rowling se sirve de sus libros como si de horrocruxes se tratasen (sigue leyendo)


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