1. Consultando tu carrera como autora literaria, comprobamos que tu “área de confort” es la Antigüedad. Sin embargo, nos gustaría saber qué te empujó esta vez, para «Cuando fuimos dioses» a llevar tu narración hacia Ptolomeo, hacia el imperio de Alejandro Magno una vez fallecido.
Hacía tiempo que deseaba escribir una novela que transcurriese en Egipto, pero no encontraba un personaje que no estuviese manido.
De forma casual encontré a Ptolomeo l, uno de esos héroes que me gusta novelar: tenía sus luces y sombras, era carismático y en general desconocido para el gran público.
Me fascinó que pasase de la gloria de una vida militar a gobernar con éxito un país ajeno para la cultura helenística como era Egipto. De todos los generales de Alejandro Magno, fue el que más éxito tuvo y sólo hubo otro que murió de viejo en la cama, algo inusual en aquella época.
2.- «Cuando fuimos dioses» es muy coral. ¿Lo planteaste así desde un principio? ¿Y el que fuera una historia contada en dos novelas separadas?
Es coral porque la historia de Ptolomeo estaba rodeada de grandes enemigos, tuvo cuatro esposas y las mujeres tuvieron siempre gran importancia para él. Además, como la novela transcurre a caballo entre Egipto y Babilonia, quise ambientar la corte persa y la vida de los egipcios, nada mejor que incluir personajes verdaderos y mezclarlos con ficticios.
Fue la editorial la que sugirió dividir la novela en dos.
3.- ¿Puedes hablarnos un poco de los personajes, tanto históricos como ficticios?
No he modificado los hechos históricos de los personajes macedonios: los generales que rodeaban a Ptolomeo y sus ambiciones. Aunque parezca sorprendente tampoco hay muchas licencias en cuanto a la ajetreada vida amorosa de Ptolomeo con esposas y concubinas.
Pero me he permitido varios personajes ficticios: una pareja de sacerdotes egipcios y un recaudador judío que vivía en Alejandría.
4.- Sin duda, Ptolomeo es un gran personaje, pero no puedo hacer otra cosa que echar la mirada interrogante hacia el eunuco Bagoas y el sacerdote Nimlot. Me parece que tendrán aún mucho que contar.
Me reservo para la segunda parte de la novela el protagonismo de ambos. La mayor parte de los personajes secundarios acompañarán a Ptolomeo hasta el desenlace final, otros van desapareciendo en trágicas circunstancias como ocurre con la familia real de Alejandro Magno y sus generales.
5.- ¿Ese Alejandro de ultratumba es una licencia o se reportó en la época supuestamente su intervención en la vida de varias personas?
La idea de un Alejandro Magno que se aparece a los generales después de muerto viene de un relato de Quinto Curcio: afirmaba que Alejandro se aparecía en sueños a su secretario Eumenes.
Siempre me ha fascinado el elemento fantástico, los fantasmas y las apariciones, la historia antigua tiene una buena colección de hechos insólitos que hoy nos parecerían propios del realismo mágico.
6.- Un aspecto a destacar de ésta y tus anteriores novelas es una cuasiobsesión por hacernos detener la atención en casi nimios detalles cotidianos, costumbres, ritos, situación política, etc., del periodo y la zona. Si te digo la verdad, no tenía ni idea de lo que era una hetaira y tuve que buscarlo en la Wikipedia.
Intento que el lector se vea inmerso en el ambiente de la época sin miles de datos que no vienen a cuento. Me limito a no interrumpir la narración dejando pequeñas pinceladas de costumbres, edificios, ropajes y ritos. Huyo de los tópicos e intento siempre sorprender al lector.
7.- ¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que te planteó escribir «Cuando fuimos dioses»?
La trama ha sido pensada con detalle: cada personaje entra en la novela cuando debe de entrar y se muere cuando debe morirse. Si el personaje no se ha muerto, el lector ya sospecha que aparecerá en otro capítulo de la novela y esta vez tendrá más importancia. Eso me planteó muchas dificultades, la documentación fue fácil a su lado.
8.- «Cuando fuimos dioses» tendrá continuación con una segunda novela, que cerrará una bilogía. ¿Nos puedes adelantar algo de ella?
En la segunda parte Ptolomeo va a encontrar la horma de su sandalia: una mujer que llega desde Macedonia, Berenice. También irrumpirá un general a su altura, Demetrio, que intentará por todos los medios rivalizar con Ptolomeo.
Todas las historias que quedaron inconclusas en la primera parte se retomarán, nunca dejo un personaje olvidado.
9.- Te hemos visto en distintos medios, ¿cómo está siendo la acogida de la novela?
Ha tenido buenas críticas de blogs independientes, lo cual me llena de orgullo.
10.- ¿Qué opinión te merece el horizonte actual de la novela histórica española en concreto y de la ficción en general?
Competimos muchos escritores de novela histórica y escribimos para un público menguante. Existen pocas editoriales y mucha rotación de las novelas en las librerías.
Me gustaría que el público leyese más y que los libreros dejasen reposar las novelas más tiempo en los estantes, pero esos tiempos ya no existen. Es difícil competir con la promoción brutal de las multinacionales, los escritores que publicamos con editoriales intermedias tenemos que esforzarnos el doble para destacar.
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