Una trama de espionaje, intriga y tensión que se mantiene en plena forma y fresca, incluso, divertida sin sacrificar ni un ápice drama
A la sombra del Telón de Acero, aún cuando su fraguado estaba fresco, surgió una ingente cantidad de obras de ficción e intriga cuyo paisaje era el de una ciudad dividida y plagada de secretos compartidos. Obras que les valieron el éxito y la fama a John le Carré y a otros en menor medida.
La separación física entre dos mundos que monopolizaron el destino y las pesadillas de millones de personas durante décadas era un excelente caldo para el entretenimiento.
Uno de estos relatos sirve a la película que hoy reseño, provista de ese sutil y distinguido toque de los años 1960, donde las lealtades traicionadas dan pie a desvelos y convencimientos peligrosos. Protagonizando la cinta está Michael Caine, que da vida al cínico e irónico Palmer, agente de la Foreign Office, quien es enviado a Berlín para tantear lo que se esconde de verdad bajo las intenciones de desertar de un alto oficial encargado de la vigilancia del Muro; pero la cosa se complica por culpa de la identidad falsa que se le va a proveer: la de un nazi fallecido durante la guerra, o eso es lo que parece. Los papeles del tan Paul Louis Brown serán disputados incluso por el Mossad… Pero, ¿A qué viene tanto interés por un muerto? (sigue leyendo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario