Para disuadir a los piratas el avión español realizó tres pasadas sobre las embarcaciones hostiles y lanzó un bote de humo en cada una de ellas.
- Autor:
- efe
- Fecha de publicación:
- 29/10/2008
- Hora:
- Actualizada a las 19:31 h
El avión español disuadió ayer con su actuación a un grupo de piratas que en dos lanchas se disponían a abordar al petrolero «Leander», de bandera panameña, que se encontraba a 35 millas al sur de la costa de Yemen y 130 millas al norte de la costa de Somalia.
La tripulación del P-3 Orión, que se encontraba realizando una misión, a unos 20 minutos de vuelo de su base en Yibuti, recibió una llamada de socorro a través del Servicio Móvil Marítimo.
En dicha llamada la tripulación del mercante panameño comunicaba que estaban siendo atacados por dos lanchas de piratas.
A su llegada a las proximidades del buque, la tripulación del avión observó que dos embarcaciones tipo 'skiff' estaban intentando abordar el buque.
Fue entonces, según explica Defensa en un comunicado, cuando para disuadir a los piratas el avión español realizó tres pasadas sobre las embarcaciones hostiles y lanzó un bote de humo en cada una de ellas.
Tras el tercer lanzamiento, la tripulación del P-3 Orión apreció que las dos lanchas desistieron de su intento de abordaje y se separaron del petrolero.
El P-3 Orión, que realiza labores de vigilancia, información y prevención de la piratería frente a las costas somalís, tiene su base en Yibuti e inició su misión el pasado 21 de septiembre.
Desde entonces ha realizado más de 237 horas de vuelo, según Defensa, que precisa que además contacta diariamente con los pesqueros españoles para conocer su situación y prevenirles de movimientos sospechosos que puedan suponer algún riesgo de piratería.
Toda la información recogida por el P-3 Orión se traslada permanentemente a la célula de coordinación de la UE con sede en Bruselas y bajo mando del capitán de navío español Andrés Breijo.
DIARIO DE FERROL
Los informes de Cevaco sobre el accidente de la fragata fueron destruidos en 2006
CARMELA LÓPEZ > FERROL
Los informes elaborados por el Centro de valoración y apoyo de la calificación operativa para el combate (Cevaco) sobre el accidente de la fragata “Extremadura” en el que murieron dos personas fueron destruidos el 16 de septiembre de 2006, por razones de seguridad operativa de la Armada.
Así se indica en la respuesta a la petición formulada por el Juzgado Togado Militar Territorial número 41 de A Coruña, a instancia del Ministerio Fiscal. Dicha solicitud había sido cursada el 15 de julio del presente año y, ante la falta de respuesta, se reiteró el pasado día 1 de agosto, llegando la contestación antes citada a su destino el 4 de septiembre. Como se desprende de la misma, los informes elaborados por Cevaco fueron destruidos nueve meses después de la explosión de la caldera de la fragata “Extremadura” en la que perdieron la vida el cabo primera Francisco Javier Pérez Castrillón y el marinero Erik Noval. Se alega como motivo lo indicado en la publicación en vigor PSO-01, especificando que se trata de la seguridad operativa en la Armada. En cuanto a la instrucción del sumario por parte del juez togado militar, continúan prestando declaración suboficiales que estuvieron destinados en la fragata en la que se produjo el siniestro o en otros destinos en buques de similares características. Los pasados días 8 y 9 del presente mes fueron interrogados al respecto tres sargentos primera y otros tres brigadas. De sus declaraciones se desprende que el cabo primera Jorge Gago Chao, que fue expedientado por unas declaraciones sobre supuestas negligencias en el accidente, aunque su expediente acaba de ser archivado definitivamente, es un “buen profesional”. Respecto al teniente que ejercía como jefe de máquinas de la “Extremadura” el día de autos, también declararon que es “un buen profesional y que su actuación se remitía a los procedimientos y protocolos establecidos” por la Armada. Al ser preguntados por los niveles de contaminación por cloro que el día de la explosión registraba la caldera, que, al parecer, estaban situados entre el 11 o el 12%, declararon que nunca habían visto unos valores tan altos. En algunos casos hablaron de porcentajes del 1 y el 2, añadiendo que en estos supuestos el procedimiento a seguir consiste en realizar análisis del agua que entra en la caldera, al tiempo que se supervisa todo el circuito para intentar detectar el foco de contaminación. Según uno de los brigadas, que estuvo destinado tres años en las calderas de la fragata “Cataluña”, de similares características a la accidentada en diciembre de 2005, si en el análisis persiste la contaminación -hasta el 1,8 de cloro-, hay que extraccionar la caldera y, si no se logra solucionar el problema, con una reserva de agua de entre 20 y 30 toneladas “lo obligado” es apagarla. Consultados al respecto, otros de los suboficiales interrogados manifestaron que la decisión de cómo se podría atajar el problema de la elevada contaminación corresponde al jefe de máquinas, se supone que previa consulta con el comandante del buque, dado que a ellos les compete tomar las decisiones y dar las prioridades.
Y. MONTERO - San Sebastián - 30/10/2008
El codirector del Museo Naval donostiarra, José María Unsain, considera que la memoria colectiva de la capital guipuzcoana se centra en exceso en las guerras napoleónicas y la Belle Époque. Por eso se ha rodeado de 24 colaboradores, la mayoría historiadores, y ha dado vida a San Sebastián, ciudad marítima, un libro de 507 páginas que pretende avanzar en el conocimiento de la historia de la ciudad ligada al mar.
Los autores han sacado a la luz "nuevos datos, perspectivas e interpretaciones" que ponen en valor la dimensión marítima de San Sebastián, subrayó ayer Unsain durante la presentación del volumen. No en vano, el transporte y el comercio marítimos, la pesca de altura y bajura, la caza de ballenas y la construcción naval, pero también la guerra marítima y la actividad corsaria, fueron durante siglos "el horizonte de vida y trabajo de la mayor parte de los habitantes" de la capital y su comarca.
El libro se detiene sobre todo en la Edad Moderna y, especialmente, en los siglos XVI y XVII, ya que fueron los tiempos de mayor esplendor. "San Sebastián fue una adelantada a su tiempo", señaló José Antonio Azpiazu, quien firma el capítulo titulado Una ciudad volcada al mar. Los siglos XVI y XVII.
Fue una ciudad "precursora" en la caza de la ballena en aguas de Terranova y Labrador. Y durante mucho tiempo mantuvo el monopolio de la venta a Europa de aceite de este cetáceo, que "cumplía el papel del petróleo de hoy en día", destacó Michael Barkham. Eso sí, también contribuyó a mermar la población de ballenas.
Ramón Aizpurua se acerca a la historia de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, con "sus luces y sombras". Porque contribuyó a la construcción de un buen número de embarcaciones, pero para eso "diezmó" bosques. Y generó riqueza en Venezuela, pero también provocó importantes revueltas por lo que simbolizó de "reconquista".
Aunque el pasado es el núcleo de la publicación, también atiende al presente. Así, y de la mano del periodista Iñigo Puerta, aborda los problemas actuales de la pesca de bajura y especula sobre sus inquietantes perspectivas de futuro.
San Sebastián, ciudad marítima, editado en euskera y castellano en versiones diferenciadas, es un trabajo histórico con una clara "voluntad divulgativa", resaltó el codirector del Museo Naval. Los textos están acompañados por 633 imágenes, una tercera parte de ellas inédita, localizadas en archivos, museos y colecciones privadas, que funcionan como una "historia gráfica".
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