Ahora que no nos queda nada para llegar.
Ubicada en el Finisterre bretón, en la punta mas occidental de Francia, Brest es un puerto conocido desde la época de la ocupación romana (seguramente, Astérix y Obélix no andan lejos) por su conectividad con las islas británicas y por estar protegido de forma natural por una serie de formaciones y zonas peligrosas, razón por la cual, la zona está plagada de faros.
Base militar desde la antigüedad ha pasado por varias manos e, incluso, llegó a ser parte de Inglaterra en el s. XIV al caer en manos de Eduardo VII. Pero cuando adquiere importancia es cuando el cardenal ejerce como Ministro de Francia y potencia a la villa como base oceánica de la Armada real francesa ("Brest, idea de Richelieu, mano de Luis XIV"), rivalizando con Tolón (Mediterráneo) y su apogeo se da con la Revolución industrial.
Poco a poco se fue apagando hasta convertirse en la actual ciudad donde lo militar y lo económico se conjuga con una agradable sabor marinero. Así lo atestiguan sus murales, sus barcos, sus competeciones y lo poco que quedó de ella tras la II GM (a destacar los bunkers de submarinos de la U-Boote). Hablando de submarinos, en la actualidad es la base de submarinos nucleares de la Marine Nationale. El misterio se ha cernido sobre el lugar debido a este último dato, aunque no ha llegado al extremo que le pasó a Vladivostok, donde ya estuvimos en nuestra anterior escala en Rusia, que en su periodo soviético llegó a desaparecer de los mapas y su ubicación era alto secreto.
Ubicada en el Finisterre bretón, en la punta mas occidental de Francia, Brest es un puerto conocido desde la época de la ocupación romana (seguramente, Astérix y Obélix no andan lejos) por su conectividad con las islas británicas y por estar protegido de forma natural por una serie de formaciones y zonas peligrosas, razón por la cual, la zona está plagada de faros.
Base militar desde la antigüedad ha pasado por varias manos e, incluso, llegó a ser parte de Inglaterra en el s. XIV al caer en manos de Eduardo VII. Pero cuando adquiere importancia es cuando el cardenal ejerce como Ministro de Francia y potencia a la villa como base oceánica de la Armada real francesa ("Brest, idea de Richelieu, mano de Luis XIV"), rivalizando con Tolón (Mediterráneo) y su apogeo se da con la Revolución industrial.
Poco a poco se fue apagando hasta convertirse en la actual ciudad donde lo militar y lo económico se conjuga con una agradable sabor marinero. Así lo atestiguan sus murales, sus barcos, sus competeciones y lo poco que quedó de ella tras la II GM (a destacar los bunkers de submarinos de la U-Boote). Hablando de submarinos, en la actualidad es la base de submarinos nucleares de la Marine Nationale. El misterio se ha cernido sobre el lugar debido a este último dato, aunque no ha llegado al extremo que le pasó a Vladivostok, donde ya estuvimos en nuestra anterior escala en Rusia, que en su periodo soviético llegó a desaparecer de los mapas y su ubicación era alto secreto.
2 comentarios:
Curiosa esta ciudad de Brest, con un poco de misterio para empezar el crucero. Abrazos
Desde siempre me ha gustado el misterio, Ligia. El espacio ocupado por las tinieblas es mas amplio que el que abarca la luz, ya sabes.
Un saludo!
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